Hace nada ha terminado el 37º Cómic Barcelona, el evento que sigue la estela del Salón del cómic, y que si bien sigue por los mismos raíles no puede decirse que sea el mismo tren. Sobre esto ya hablé de forma reciente en el artículo 37º Cómic Barcelona: Año cero, y ahora es el momento de conocer otras opiniones de profesionales que estuvieron por allí.
El Salón de este año desprendía una sensación más íntima, más pequeña, menos espectacular. Se echaba en falta alguna gran exposición en la plaza central. Menos exposiciones, menos grandes estrellas internacionales, editoriales más pequeñas en la zona de autores. Junto con el cambio de nombre del evento –aunque sospecho que la gente va a seguir llamándolo Salón del Cómic muchos años más, como si del Pryca se tratase-, la sensación era de un año de transición entre dos formatos distintos.
El cambio de duración de cuatro a tres días fue polémico, pero creo que positivo, condensando a los habitualmente escasos visitantes del jueves y el viernes en un mismo día. Pese a los inconvenientes derivados de ser un año transicional en la organización, para los autores fue tan interesante y útil como siempre. Espero con ansia el del año que viene.
Jöse Sènder, autor de Working for canis.
Acaba de finalizar la edición número 37 del antiguo Salón del Cómic de Barcelona; sin duda este nuevo Cómic Barcelona prometía cambios, y no solo en el nombre: frente al modelo de convención americano de Madrid o Valencia, Ficomic apuesta en Barcelona por un regreso al cómic, con una mayor presencia de editoriales (algunas acudiendo por vez primera) y más espacio para stands de librerías o escuelas de arte. Más importante aún, se ha dejado atrás el componente temático que llenaba el recinto de aviones, vehículos de cualquier clase o incluso carros de combate.
Estos cambios han sido generalmente bien recibidos por el aficionado más veterano, si bien también se han traducido en un descenso de visitantes reconocido por la propia organización: queda esperar a las siguientes ediciones para comprobar si este cambio de rumbo de vuelta a un salón más centrado en el cómic en sí es la dirección a seguir; de momento mi opinión es muy positiva, y frente al desencanto con el que había abandonado el recinto los años anteriores, vuelvo a esperar con ganas la próxima edición.
Sergio Colomino, guionista de AK-47. La historia de Mijail Kalashnikov.
Sobre la edición de este año de Cómic Barcelona, destacar la mejoría del evento en cuanto a la organización de los stands al agruparlos por sus características. Así pues, editoriales y librerías por un lado, y merchandising por el otro. En contraste, la división de los food trucks también ha sido algo positivo para mi gusto, evitando las aglomeraciones y colas extremas en el patio de la Fira, y permitiendo así la colocación de un laser tag. Como mención especial, la creación de las jornadas profesionales, con charlas, entrevistas y diversas actividades también ha sido algo novedoso y positivo de cara a la parte más profesional del salón.
En otro lugar, y como parte negativa del mismo, y en contraste con todo lo anteriormente mencionado, el Salón se vio «vacío» al repartir el espacio, teniendo algunos stands «de cara a la pared» al no contar con ningún otro delante de ellos, lo que daba la sensación al visitante de no tener nada que ver en esa zona, perjudicando así a los propios profesionales de esta zona. Además, la entrada de un único día constaba de un precio de 10€, y no permitía salir del salón y volver a entrar en él a posteriori, obligando a los visitantes a comer allí y adaptarse a las opciones gastronómicas presentes. Negativo aspecto para celíacos e intolerantes al gluten, pues los puestos no contaban con ninguna opción para ellos, y las ofrecidas en la zona de restauración del propio Salón eran tremendamente escasas (una ensalada, un bocadillo, un muffin y dos sobres de pasta precocinada).
Por lo demás, la gente y la calidad humana de los profesionales hicieron de esta edición, un buen salón.
Sara Jotabé, ilustradora y Presidenta de la Asociación Aragonesa de Autores de Cómic.
En el mundo actual, donde los coleccionistas completan sus colecciones por internet y el merchandising suele venir de China, es muy complicado que una tienda de comics pueda aportar algo a un Salón del Cómic. Cada vez hay más menos stands de tiendas rodeadas de decenas de stands de editoriales, grandes almacenes y grandes marcas de videojuegos.
El Cómic Barcelona ya no es un negocio para nosotros, pero no le resto su valor. Sigue siendo un espacio encuentro entre aficionados y profesionales, un lugar donde conocer gente, descubrir nuevos cómics y perderte por las exposiciones.
Raúl Martos, tienda Frikea.
Como cada año, Cómic Barcelona se convierte en un evento imprescindible para todos los aficionados al mundo del cómic y la cultura pop. Y en el principal punto de reunión para autores, ilustradores y editores.
Miguel Ángel Parra, escritor y co guionista de La vampira de Barcelona.
El ya clásico Salón del Cómic de Barcelona se ha transformado este año, perdiendo el Salón del nombre y un día de duración (el jueves), lo que ha servido para concentrar más el evento, cuya distribución ha sido la adecuada para no generar las aglomeraciones de otros años, si bien ha sido un tanto desigual, ya que parece (algo que ya noté el año pasado) que quiere tomar un estilo propio que de momento no está del todo definido. De todas maneras el resultado me ha parecido óptimo y puliendo quizás algunos pequeños detalles puede seguir siendo ese evento primordial para todos los amantes de las viñetas de Barcelona.
Oscar Ferrer, El blog del Chacal.
Encontré a faltar el jueves , ya que es el día que los coleccionistas de cómics y tebeos, nos dedicamos a bucear en busca de los “Unicornios Blancos” que no encontramos en ningún sitio, también es el día que se puede acceder a los autores, dibujantes ya que la afluencia de público es menor. Daba la impresión de que este año se ha realizado “deprisa y corriendo” estos eventos hay que trabajarlos todo el año, el ejemplo más cercano lo tenemos en Ángel Sala, director del festival de Sitges, está trabajando prácticamente todo el año para el evento.
Por último decir que siempre me he sentido orgulloso del Salón del Cómic de Barcelona, ahora Cómic Barcelona, y lo he defendido a capa y espada de otros eventos en los que solo está el merchandising por bandera. Espero que no se convierta en eso, porque se perdería esa esencia que se ha trasmitido desde la estación de Francia y ahora en los Palacios de Montjuic.
Alberto Jiménez, presentador del programa El 5º Fantástico de RadioGava.
Mi experiencia en el anteriormente llamado Salón Internacional del Cómic de Barcelona ha cambiado en los últimos años, ya no soy un visitante (aunque todavía me doy una vuelta a ver si encuentro algo interesante, pero cada vez es más difícil que algo me sorprenda), sino que participo activamente desde el stand de Diábolo Ediciones, por lo que estoy más en contacto con el público e intento captar qué es lo que les interesa.
A mí me gustaba cuando el evento duraba cuatro días porque el jueves era el más tranquilo y podías ver las exposiciones y las paradas con más calma, lejos de la marabunta del fin de semana, pero ahora todo se ha concentrado en tres días de jolgorio y diversión. También echo de menos las gigantescas exposiciones como la montada sobre la Guerra , los coches de cómic o los aviones de cómic y eso que ni la guerra, ni los coches o los aviones me apasionan ¡Aquello sí que era una gran exposición!
Pero bueno, supongo que se han de hacer recortes por un lado y por otro y al final creo que el mayor perjudicado es el público que muchas veces se limita a deambular por la feria, lucir disfraz (o algo parecido) o hace colas interminables para obtener la firma de su autor favorito.
Guillem Medina, periodista y escritor.
Hace no tanto tiempo, nuestra industria del cómic (esa que los implicados aún estamos trabajando para consolidarla) era consciente de su poca relevancia, y cualquier añadido al Salón con poca, o a veces ninguna, relación con el cómic que pudiera implicar más visitantes que se tropezaran con la lectura “por casualidad, ya que pasan por allí” con ella era bienvenido.
Actualmente eso ya no es necesario, y creo que, aunque ha sido gradual, eso se ha terminado de definir en el pasado 37º Cómic Barcelona, que por intenciones, distribución y la dirección a la que apunta empieza a recordarme al Festival de Angouleme. En el sentido de que, lo que se busca, es que el protagonista del evento sean los propios tebeos, autores, editoriales, etcétera, y contribuir a la creación de una industria en la que las nuevas editoriales puedan dar sus primeros pasos (como la sección Alter Comic) y generar contactos con industrias extranjeras ya consolidadas para ayudar a consolidar la nuestra.
Toni Kudo, creador de Super Barna y fundador de LetraBlanka Editorial.
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