La divina Diana Rigg como la fabulosa Emma Peel

La divina Diana Rigg como la fabulosa Emma Peel

Diana Rigg fue, es y será Emma Peel.

Paren las máquinas. Que los hombres aplaudan y las mujeres envidien. La mujer perfecta para John Steed ha llegado, la divina Emma Peel está aquí para quedarse.

Diana Rigg no fue la primera candidata para el papel de la brillante, cándida y sexy Emma Peel pero sí fue la mejor elección que jamás habrían podido hacer. Parte de su éxito vino por ese rostro inocente que logró ser tremendamente adictivo y mostrar a una mujer inteligente, fuerte y que competía en igualdad de condiciones con cualquier hombre que se pusiera en camino o más bien superara a estos que bien poco podían hacer cuando intentaban enfrentarse a sus armas de mujer.

La divina Enid Diana Elizabeth Rigg, sencillamente Diana Rigg en el mundo televisivo, nació en 1938 en Doncaster, Yorkshire, aunque por algún motivo inexplicable en algunos lugares fechan su llegada a este mundo treinta años antes, en 1908 (algo que es a todas vistas imposible por la juventud que mostraba al comenzar su etapa en la serie de Los vengadores) aunque pasó su infancia en la India, en Bikaner, al estar allí su padre trabajando por ser ingeniero de ferrocarriles. Al igual que otros tantos niños fue educada en un internado en la más pura tradición británica aunque por lo que se sabe, y ella misma ha declarado en alguna ocasión, esto no fue de su agrado.

Eterno amor por el teatro

Ni siquiera contaba con la mayoría de edad cuando tuvo su debut encima de los escenarios tras pasar por la educación interpretativa en la Real Academia de Arte Dramático y como se ha explicado ya en su momento formó parte de la muy prestigiosa Royal Shakespeare Company hasta 1964, cuando dejó de lado el teatro por la televisión, aunque regresaría en la década de los setenta con algunos papeles principales en el conocido Old Vic de Londres. Durante los ochenta y noventa no dejó los escenarios tomando parte en algún musical y otras tantas obras por Broadway, además de seguir su trayectoria en los últimos años sin dejar nunca de lado el telón y destacando en todo su haber títulos bien conocidos por todos como Macbeth o la encantadora A Midsummer Night´s Dream, que muchos solo han podido ver en la adaptación cinematográfica que protagonizó el polifacético Kevin Kline y que realmente es una digna representación de la obra original.

Pero pasemos a la televisión, medio por el que la conocemos y pasó a ser un icono totalmente representativo de la pequeña pantalla de su época y por supuesto el icono de la moda que ya hemos explicado. Su llegada a Los vengadores no fue del agrado de su familia que como ya se ha dicho pensaban que era poco más que un capricho y un retroceso en su carrera, pero ella consideraba que sería una prueba trabajar en una producción de estas características aunque la fama que le proporcionó no terminó de encajar con su carácter, prefiriendo ser más discreta, aunque gracias a la misma pasó por la saga de James Bond, como comenzaba a ser costumbre y repitiendo en parte la misma historia que ya tuvo Honor Blackman (el si los productores se veía o no la serie queda para lo que cada uno quiera imaginar).

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