Los Micronautas de Michael Golden. Créditos: Marvel/Panini
Los Micronautas son de esos personajes de Marvel Comics que están ahí aunque muchas veces nadie los vea, de forma tan literal como metafórica debido a su tamaño. El nombre lo dice todo, son micro, son pequeños, tanto que viven en su propia mundo, en una realidad que está ahí aunque la mayoría de los humanos no sepan nada de ella.
A lo largo de sus años de existencia la empresa estadounidense ha presentado al lector un buen número de universos alternativos, empezando por el suyo principal que no deja de ser una variante de la realidad solo que con superhéroes y villanos. Pero más allá hay lugares con dinosaurios evolucionados, mundos con héroes que rinden homenaje a los de DC, sitios imposibles…
La Marvel de los juguetes
Pero hablar de estos personajes, de Los Micronautas, es hablar de la Marvel de finales de los setenta y toda la década de los 80. Un momento este en que la editorial además de publicar las historias de sus propios personajes dejó espacio entre sus viñetas para adaptar y licenciar otros, como la serie Doctor Who o la franquicia Godzilla. Algo que quizá hoy sería sorprendente pero no tanto en ese entonces.
También tuvo su buena tanda de versiones de juguetes con Rom a la cabeza, el caballero espacial que sigue estando presente, por supuesto los G.I. Joe con esos estupendo guiones de Larry Hama y, claro está, estos Micronautas. Propiedades intelectuales de Hasbro y Mego de forma respectiva, hoy todas ellas bajo el ala de Hasbro, que en su versión en cómic demostraron que sus historias podían ser algo más que un simple anuncio, que podían tener fondo, una mitología propia y resultar del gusto no solo del comprador de los muñecos.
Una fantasía épica
Los Micronautas empezó su aventura en 1979 con una primera etapa que es la que recoge ahora Panini en un tomo integral, de nada menos que más de 700 páginas. En estas además de las aventuras y las desventuras del grupo protagonista hay una buena cantidad de material extra, con artículos que ayudan a entender su creación, publicidad de la época y también láminas originales. Una delicia de tomo, no puede decirse otra cosa.
Pero lo auténticamente recomendable es la propia historia en sí. El guionista Bill Mantlo dio a estos personajes a los que conoció una Navidad, por un regalo que recibió su hijo, una mitología muy completa y compleja, supo jugar (nunca mejor dicho) con las características de las figuras para crear su propia versión y esta enganchó a los lectores de una forma que nadie habría pensado.
Los dibujantes de un universo minúsculo
Ayudó a esto el muy buen trabajo de Michael Golden, autor también relacionado con las aventuras de los G.I. Joe, con su una visión única de este universo. En este tomo otros dibujantes se dan cita como el más que conocido Howard Chaykin o Pat Broderick, quien junto a Cary Bate introdujo al Capitán Atom en el Dcverso, pero quizá el que más llame la atención sea Steve Ditko.
Sí, el creador de Spiderman y también del Doctor Extraño junto a Stan Lee. Un artista hoy muy apreciado pero con sus más y sus menos a lo largo del tiempo, y una personalidad compleja, pone su granito de arena en esta saga. Además su habilidad para dibujar mundos imposibles, que demostró en las historias del místico por excelencia de Marvel Comics, es muy bien aprovechada.
Una lectura que sorprende
Puede sorprender que una colección basada en unos juguetes, que brillaron y tuvieron éxito pero de una forma bastante momentánea, alcance el nivel de calidad, imaginación y épica que esta historia. El único problema que puede verse es que, debido a las peticiones de Mego, una gran parte de las tramas los llevan al mundo real para que así se vean las diferencias de tamaño. Aunque este hecho lleva a un curioso ejercicio de metalenguaje cuando luchan en una tienda de juguetes donde se venden, precisamente, los muñecos de esta línea (incluso aparece su diseñador).
La comercialización de estos juguetes se abandonó en 1980 cuando el cómic llevaba apenas un año produciéndose pero esto no fue un problema, más bien todo lo contrario. La desaparición de las figuras originales conllevó la ausencia de unas directrices con más interés promocional que narrativo, lo que hizo que la saga de Marvel siguiera adelante hasta 1986 demostrando las muchas posibilidades que tenía (y tiene) este mundo microscópico.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012