Portada de Lo hicimos bien, chico. Créditos: Libros Cúpula.
Que se titulen Lo hicimos bien, chico las memorias de ese magnífico actor que es Anthony Hopkins puede parecer curioso, pero tiene una explicación nada más empezar, en una hermosa introducción con la que el propio intérprete se asoma a uno de sus primeros recuerdos, siendo ese título el que le diría a ese joven yo para que supiera que todo lo que vino después mereció la pena. Paso a detallarlo para que se comprenda mejor.
Según él mismo indica, uno de sus primeros recuerdos corresponde a una fotografía que aún conserva, que data de 1941. En la misma aparece un Anthony Hopkins de apenas tres años en las dunas de arena de la playa de Aberavon, donde un amigo de su padre (llamado Cliff) le dio una pastilla para la tos. En aquella época de posguerra los privilegios eran contados, pero dudó y la perdió.
La pastilla ofrecida cayó en la arena, el joven Anthony empezó a berrear y Cliff le dio otra, mientras su padre se agachaba para tranquilizarlo. Luego Cliff hizo esa foto a la que en ocasiones el actual Anthony Hopkins admite que le gustaría decirle a ese joven yo suyo: Lo hicimos bien, chico. Y sinceramente si sus memorias empiezan con una anécdota tan entrañable, a mi ya me tienen ganado.
Anthony Hopkins se hizo mundialmente famoso tras encarnar al doctor Hannibal Lecter (donde ganó su primer Oscar), y desde entonces ha demostrado su solvencia en multitud de papeles. Su carrera tiene una filmografía extensa, habiendo aparecido desde en films pequeños (como El padre que le hizo ganar su segundo Oscar) hasta en blockbusters taquilleros como por ejemplo la franquicia Transformers o su papel como Odin en varias películas del universo Marvel.

Lo hicimos bien, chico, un gran actor con sus claroscuros vitales
Pero aunque todos podemos conocer a Anthony Hopkins, el personaje, en estas memorias nos ofrece que conozcamos a Anthony Hopkins la persona. Y como se puede uno imaginar, no lo tuvo fácil hasta conseguir el prestigio por el que hoy en día es mundialmente conocido. Tenía un carácter solitario, que le ha acompañado a lo largo de su vida hasta el punto de que le han dicho que probablemente tenga el Síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista que también tengo yo.
De pequeño el joven Anthony era un desastre en la escuela, y sus padres estaban preocupados pensando que criaban a un niño que no iba a tener ni oficio ni beneficio en nada. Pero un día, en clase de inglés, todo fue recitar el poema El viento del Oeste de John Masefield y tras ello dejó sorprendidos tanto al profesor como al resto de sus compañeros de aula. Decidió decantarse por la interpretación (ante las dudas sobre su capacidad por parte de su progenitor), pero justo ahí destacó.
En menos de diez años consiguió actuar con Laurence Olivier en el Old Vic, lo cual tiene gracia porque fue viendo una noche la versión de Hamlet de dicho actor que pensó que podía dedicarse a esto de la actuación. El propio Anthony admite que por aquel entonces se fijó en el malogrado James Dean para mejorar sus capacidades interpretativas, y que su base para aprenderse los guiones eran una retahíla de repetición tras repetición, hasta que quedaban grabados en su mente.
Pero no todo fueron alegrías en aquellos años: su tendencia solitaria y huraña le abocó a tener un grave problema de alcoholemia que le hizo caer hasta el fondo, pero del que con determinación y perseverancia logró salir. No fue fácil, porque por ejemplo coetáneo a él fue otro gran actor como Richard Burton, conocido sobretodo por su relación con la actriz Elizabeth Taylor, y que los abusos con el alcohol le llevaron a una prematura muerte a los 58 años en 1984.
Estas memorias están plagadas de multitud de anécdotas que recuerda con sorprendente claridad un Anthony Hopkins de 87 años, intercalándose tanto las personales como las profesionales. Ello le lleva a admitir, mirando toda su vida en perspectiva, que aunque en origen no tuvieron muchas expectativas hacia su futuro, él consiguió granjearse uno lo suficientemente digno como para que sus progenitores fueran partícipes y estuvieran orgullosos de él.
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Crítico especializado en cine y cómic, aunque no tiene problema en lanzarse a leer libros y opinar sobre ellos, siempre de forma constructiva y con educación. Bien conocido en el mundo de la divulgación por su alias, El Chacal, y su blog El Blog del Chacal donde comparte sus reseñas y conocimientos. ISNI 0000 0005 2401 3399



