
Fragmento de la portada de La niña y el cartero. Créditos: Norma Editorial.
Si uno juzga a las obras por su portada (o si fuera esto cine, por sus carteles), queda claro que La niña y el cartero tiene toda la pinta de ofrecernos un periplo emocional a cargo de sus protagonistas, al estilo de obras como De los Apeninos a los Andes de Edmondo de Amicis, que para los de mi generación se hizo popular gracias a la serie Marco a finales de la década de los setenta, cuando el anime daba sus primeros pasos en este país.
Una vez leída admito que poco me equivoqué, pero más allá de una definición general, esta obra de Bertrand Galic y Roger Vidal también ofrece elementos de mérito propios, si bien su conclusión deja con la sensación (por lo abrupto de la misma) de que esto continuará, pese a que en los créditos editoriales de la obra no se especifica que esto sea así. Pero dejando la incógnita de lo que se pueda deparar, vamos al análisis.
La niña y el cartero tiene una premisa que desconocía, pero de la que uno tampoco se asombra mucho teniendo en cuenta la época en la que está situada la historia: el servicio postal de Estados Unidos está obligado a entregar cualquier paquete de peso inferior a 50 kilos, lo cual abría un vacío legal aprovechado por desaprensivos, gente de pocos recursos o directamente tacaños a los que les cuesta soltar la pasta.
¿Como mandar de viaje a un niño? Se paga la tarifa correspondiente en sellos, se le deja en la oficina de correos, y estos se ven obligados a hacerse cargo de ellos. De esa curiosa normativa surge esta historia, situada después del terremoto de San Francisco de 1906. La protagonista es la pequeña Jenny Bridge, que tras quedarse huérfana en dicho siniestro, se ve obligada a viajar hasta la casa de sus abuelos paternos en Omaha.

La niña y el cartero, un bonito viaje emocional
La jovencita hará el periplo junto con Enyeto, un cartero de origen indio y de fuerte complexión física, que tomará el encargo de llevar a Jenny a su destino cual si fuera algo personal, pese a que en inicio no estén muy convencidos mutuamente de tener que viajar juntos. Poco a poco se irá generando una complicidad entre ambos, debido a que los acontecimientos les obligarán a colaborar para continuar su marcha.
La niña y el cartero ofrece una historia que puede ser poco original para los más puristas, pero que ofrece las dosis justas de emotividad que uno pide en una obra de estas características. La pareja protagonista enseguida enamora al lector, y nos hacen darnos cuenta de los solos que en el fondo se encuentran en su viaje de San Francisco a Chicago, con una sociedad americana que pasaba del Salvaje Oeste a un país más moderno.
Pequeño spoiler, pero ahora lo justifico: cuando se llegue al destino digamos que la niña no será tan bien recibida como uno podría esperar (era una época en la que había que cuidar mucho las apariencias sociales), pero Enyeto se quedará cerca de ella por lo que pueda pasar… y ahí está mi referencia de antes al final abrupto: algo sucede que te deja con la intriga de su resolución, pero luego pone fin, no continuará.
Aún con dicho handicap (al menos en mi humilde opinión), se puede afirmar que La niña y el cartero es una historia sencilla, generosa, conmovedora y bien construida, siempre asumiendo que no es precisamente muy original que digamos en su planteamiento. Pero bienvenida sea toda lectura tan entretenida como esta.
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Crítico especializado en cine y cómic, aunque no tiene problema en lanzarse a leer libros y opinar sobre ellos, siempre de forma constructiva y con educación. Bien conocido en el mundo de la divulgación por su alias, El Chacal, y su blog El Blog del Chacal donde comparte sus reseñas y conocimientos. ISNI 0000 0005 2401 3399



