Portada de Feral. Créditos: Norma Editorial
Feral: Salvajes, Gatos domésticos es una de las últimas propuestas que llegan desde Norma Editorial, publicadora española que tiene acostumbrados a sus lectores a lanzar material de todo tipo. Su catálogo es muy ecléctico y mes a mes sorprende con tomos como este Feral: Salvajes, Gatos domésticos al lado de El Dalmarciano o La conspiración: La historia secreta de Los protocolos de los sabios de Sión.
Hablamos de un volumen firmado por Tony Fleecs, al guion, junto con Trish Fortsner y Tone Rodriguez al dibujo. Ademas de contar con Brad Simpson para el color. Una mezcla que funciona a las mil maravillas y hace que cada página sea magnífica, empezando por la primera de todas. Esta es una splash-page con uno de los felinos protagonistas y la vida pasada, esa vida que ya no es.
El estilo de Feral: Salvajes, Gatos domésticos
Hay que ahondar en el estilo visual, uno de los puntos clave de este Feral: Salvajes, Gatos domésticos y que ayuda mucho a llevar su historia de terror por los caminos adecuados. Tanto las ilustraciones como el color escogido eligen un camino artístico que emula al de películas de animación de los años 80 del Siglo XX, antes de la renovación que supuso la década de 1990 con obras como El gigante de Hierro o Batman: La serie de animación (y de forma posterior el auge y estandarización del uso de animación por ordenador. Toy Story llegó a los cines en 1995).
Así estas láminas que casi parecen filminas de alguna producción de antaño hace que a la mente lleguen títulos como Fievel y el nuevo mundo de 1986, En busca del valle encantado de 1988, Oliver y su pandilla del mismo año o Tod y Toby de 1981. Aunque puede que por encima de otras sea imposible no pensar en Todos los perros van al cielo de 1989 dirigida por Don Bluth, Gary Goldman y Dan Kuenster, que tuvo una secuela, una serie, un videojuego e incluso su propio especial de Navidad, Todos los perros van al cielo: Un cuento de Navidad.
Terror a dos bandas
Pero aunque todas esas obras de carácter infantil, pero bien disfrutables como adulto, estén ahí Feral: Salvajes, Gatos domésticos es otra cosa. Sí bebe de ellas de forma visual, incluso en parte de manera argumental al construir a sus personajes y su mundo, pero va por su propio camino y conforma un relato de terror que si bien en ocasiones es predecible (se ha escrito y hecho mucho terror de todo tipo) no por ello es menos intrigante.
Se trabaja el miedo desde dos puntos, o podría decirse que tres. El primero es el de los gatos protagonistas que huyen e intentan volver a casa sin saber qué está sucediendo, algo que poco a poco se irá explicando para que el lector sí lo tenga claro. Ellos sufren, corren y padecen mientras el mundo que conocían llega a su fin y todo enloquece.
A otro nivel está el propio hecho de los animales infectados, seres desprovistos (o eso parece) de voluntad y que ejercen de presión argumental como en todo relato de zombis (y similares). Son una presencia constante, están ahí y debido a la enfermedad que transmiten todos corren (humanos y cuadrúpedos por igual) el peligro de caer en sus garras, nunca mejor dicho, y tener un funesto final.
El tercero es el de los seres humanos, que aunque de forma escueta hacen aparición tiene un peso importante en la trama. Ellos son a la vez víctima y verdugo. Por un lado se infectan y desean terminar con la enfermedad, por el otro persiguen a los protagonistas como posibles portadores del virus. O, expresado de otra forma, parece que no hay escapatoria posible.
Feral: Salvajes, Gatos domésticos: Enemigo interno
Existe un arco de cómic de Terminator, precisamente publicado por Norma Editorial hace muchos años en formato grapa, titulado Terminator: Enemigo interno. En el mismo el protagonista Dudley lucha contra una programación que intenta anular su humanidad, y es que él es un humano que fue intervenido por Skynet para crear un híbrido máquina-humano (idea que después fue recuperada en Terminator: Salvation). Su enemigo está dentro de su mente y debe luchar para que este no gane.
En cierta forma en Feral: Salvajes, Gatos domésticos sucede igual, no se especificará más para no dar destripes ni desvelar giros argumentales, pero sí que hay un enemigo interno que acecha y espera agazapado el mejor momento para saltar al cuello, de los personajes y del lector. Un secreto de relevancia que cuando se revela aporta un prisma de relevancia que da un toque de oscuridad, de más oscuridad, a un relato lleno de matices.
Continuará…
Para bien o para mal Feral: Salvajes, Gatos domésticos no cierra en este tomo. La trama queda abierta para seguir siendo explorada en futuros volúmenes en los que ahondar en este mundo, en la enfermedad que lo asola, en los protagonistas y sus experiencias… Les queda por delante un largo camino y esta es de esas veces que no parece que haya un final feliz esperando en ningún sitio.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012