La figura del hombre lobo ha creado todo un imaginario pop que ha traspasado generaciones, desde la antigua roma hasta el día de hoy. Y, por supuesto, ha llegado a la gran pantalla.
Inicios
En un artículo anterior comentábamos que la primera película en hablar sobre el tema fue Wolfblood, de 1925, cuya trama giraba alrededor del miedo a haberse convertido en una criatura sin escrúpulos y sin control. Sin embargo, no hubo rastro real de un hombre lobo hasta El lobo humano de 1935, en la que Wilfred Glendon es atacado por un hombre lobo en un viaje al Tibet y, al volver a casa, empieza a experimentar cambios físicos.
La popular figura del personaje llegaría con la archiconocida y ya muy comentada El hombre lobo de 1941, encarnada por Lon Chaney Jr, dentro de lo que fue la edad de oro del cine de terror de la Universal, junto a otras criaturas de la noche míticas como Drácula, Frankenstein o la Momia. Larry Talbot (personaje al que interpretaba Chane) fue el único en no tener una secuela directa, como sí la tuvieron el resto de monstruos. Tuvo que esperar hasta 1943 para su reaparición en una de las películas de confrontación entre monstruos que Universal produjo. En esta ocasión, fue contra Frankenstein, en Frankenstein y el Hombre Lobo. En este film Frankenstein fue interpretado por Bela Lugosi, más de diez años después de ofrecérsele y rechazar el papel, en lugar de Boris Karloff.
El hombre lobo regresó en 1944 en La zíngara y los monstruos, donde también aparecieron Frankenstein y un Drácula interpretado por John Carradine, y en La mansión de Drácula (1945), nuevamente acompañando a ambos monstruos. Chaney retomó el papel de la criatura licántropa en Abbott y Costello contra los fantasmas (1948) y en La casa del Terror, película mexicana de 1960 en la que el actor norteamericano se puso en la piel del lobo durante todo el metraje.
Más allá de Universal
Un año después del estreno de la primera cinta de Universal, Producers Releasing Corporation presentó su propia versión con The Mad Monster, protagonizada por Johnny Downs y que recuperaba la idea de convertirse en la criatura a través del implante de sangre de lobo a un humano. Una película que pasó sin pena ni gloria en su momento.
En 1961 la recordada productora Hammer también se apuntó a producir una historia sobre el licántropo. Así, presentó La maldición del hombre lobo, dirigida por Terence Fisher y con Oliver Reed en el papel protagonista. Mientras que otros monstruos como Drácula, Frankenstein o La Mómia tuvieron varias secuelas, el licántropo tuvo que conformarse con una única película.
El personaje no fue una excepción en cuanto a la mezcla de terror y humor, dejando de lado al duo Abbott y Costello. En 1985 llegó la película adolescente De pelo en pecho, protagonizada por Michael J. Fox. El actor interpreta a Scott Howard, quien descubre que su familia padece una maldición hereditaria en la que, al llegar a la adolescencia, empiezan a sufrir extrañas transformaciones. La cinta tuvo una secuela directa en forma de serie de dibujos y, unos años después, una de imagen real producida por la MTV. También estuvo presente en otras dos comedias de la década de 1980: Una pandilla alucinante (dirigida por Fred Dekker) y Terrorífica Luna de Miel (dirigida, escrita y protagonizada por Gene Wilder). En ambas tuvo un papel secundario como parte de los villanos.
Una historia eterna
Protagonista o secundario, el hombre lobo ha dado lugar a incontables horas de entretenimiento en la gran pantalla, reforzando y evolucionando su mito al pasar de los años, sin que el público haya perdido interés en su figura.
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