Una simple tarjeta de G.I. Joe adelanta las intenciones de Hasbro

Una simple tarjeta de G.I. Joe adelanta las intenciones de Hasbro

Empieza a ser habitual que una postcréditos importe más que el filme.

Hay un momento reciente en Los Simpson en que, si no recuerdo mal a través de las palabras de Kent Brockman, que se dice que Hollywood ya no hace películas tan solo adelantos de secuelas. O algo parecido. No puede negarse que el comentario tiene cierto acierto, al menos en lo que se refiere a las grandes franquicias de la cultura pop como Marvel Studios, Transformers, DC Films y otras tantas de una lista cada vez más creciente que parecen apostar más por la escena postcréditos que por la propia entrega en cuestión.

Es más, en ocasiones he llegado a leer, e incluso oír, que de tal o cual producto “Lo único bueno es la escena postcréditos” o alguna frase similar. Una aseveración terrible pero que deja claro el interés que una parte del público y las propias productoras parecen tener: lo siguiente. ¿Qué va a venir después? ¿Hay más? ¿Y qué es? Dejando por el camino el producto que sí se está viendo y la importancia que este debería tener.

Dos claros ejemplos

Se pueden citar varios casos pero hay dos que me parecen harto representativos de todo esto. El primero sucede en Ant-Man y la Avispa: Quantumanía, la peor entrega de la trilogía, cuando tras sus dos horas aproximadas llega una escena en que se desvela que Kang, el villano de la trama, está derrotado pero solo una de sus encarnaciones. Así vemos al Centurión Escalata, Rama-Tut e Immortus como anfitriones de una reunión de decenas de Kangs, que en contra de lo que indicaban en la serie de Loki parecen muy contentos de verse entre sí en vez de querer matarse los unos a los otros.

El segundo ejemplo que quiero mentar se encuentra en Transformers: El despertar de las bestias. Si bien no es exactamente una escena postcréditos, sucede justo antes pero tras terminar la trama (incluso hay un negro entremedias) ejerce de igual forma que estas. En la misma el protagonista llega a una entrevista de trabajo que resulta ser un intento de reclutamiento de G.I. Joe, lo que abre las puertas para ver por fin en cines un cruce entre ambas franquicias (que esperemos que sea mejor que la serie limitada de cómic de 1987). Si bien el filme es entretenido y cumple queda eclipsado por este momento, pero muy eclipsado.

Un tercer ejemplo de regalo

Tenía dudas de si hablar de este tercer ejemplo dado que no hace tanto de su estreno, pero han pasado varias semanas (si no la has visto: ¡¡¡ALERTA DE DESTRIPES!!!). Me refiero a The Marvels, la propuesta de Marvel Studios que une en una misma aventura cinematográfica a Carol Danvers, Monica Rambeau y Kamala Khan, un encuentro que era muy ansiado por los aficionados aunque no se esperaban grandes cosas del mismo. La crítica no ha sido amable aunque parece haber gustado, con matices, a los espectadores, y a su favor tenía su escena postcréditos.

Entramos en el mismo terreno peligroso de antes, que un momento dado que en realidad sucede posterior al filme sea más importante que este. En este caso supone el regreso de Kelsey Grammer como Hank McCoy, si bien sin maquillaje tradicional y apostando por el CGI, lo que afirma la clara existencia de los mutantes en Marvel Studios y supone la introducción oficial de los X-Men. Algo que ha encantado y, una vez más, por encima del título estrenado en concreto.

Y todavía peor

Pero esto no es todo, se puede hacer un poco peor y más salvaje. ¿Que una escena sea más importante que todo el filme? Puede suceder, pero… ¿que todo el filme sea solo un anuncio para lo que se pretende hacer? Eso es justo lo que pasó en La momia, en su versión de 2017, un título que debía ser el primero del muy anunciado Dark Universe de Universal Studios con el que pretendían recuperar su universo compartido de monstruos (a la postre el primero que hubo en el cine), pero les sucedió lo mismo que a Marvel Studios con Kang: corrieron más de la cuenta.

Así tenemos un filme que es bastante olvidable, en ocasiones aburrido, cuyo único interés real es que iba a ser la piedra sobre la que se iba a edificar toda la casa. De nuevo metiendo con calzador hechos y circunstancias, en vez de preocuparse más de contar una historia y que lo demás sea orgánico. Algo que sí encontramos en la saga de El protegido, cuando en el final de Múltiple tenemos el regreso de Bruce Willis como David Dunn, lo que aportó algo más a una película que ya funcionaba y era elogiada por sí misma.

Una excepción notable que, por desgracia, no parece ser la norma. Y es que ya lo dijo Kent Brockman, creo y recuerdo que parafraseo de memoria, Hollywood ya no hace películas ahora solo adelantos de secuelas.

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