El temible Darkseid de Crisis Final
Hay que decirlo, Crisis Final no fue el final. Nunca es el final. No en los cómics de superhéroes, las historia siempre siguen y las luchas entre héroes y villanos son eternas, pueden ser solo divertidas o también profundas, pueden tener un mensaje oculto o sencillamente entretener. Sea de la forma que sea lo que es cierto es que son un género muy querido y consumido, a sus muchas décadas de vida me remito y también al auge del cine basado en sus aventuras (a pesar del cansancio que acusa en la actualidad, pero que quizá conlleve una reducción del ritmo de producción y una vuelta a la apuesta por la calidad).
Autores los hay por decenas, buenos, malos, mejores, peores… y por supuesto míticos. Grant Morrison es mítico, opinar otra cosa sería mentir, pero mucho más lo es Jack Kirby. El Rey, uno de los padres fundadores de todo, una bestia de carga capaz de sacar páginas y páginas adelante, un hombre realmente creativo que no parecía tener límites a la hora de plasmar ideas fascinantes en la página en blanco. Por desgracia en cierto momento parecía que se había distanciado de los gustos de los lectores y de las pretensiones de la industria, y era cierto solo que lo había hecho hacia delante.
El Cuarto Mundo de Jack Kirby
Con su Cuarto Mundo creó toda una cosmogonía propia que a su vez bebía de otras tantas, plantó semillas que otros muchos autores explotarían en el futuro y creó al que sería el villano más grande DC Comics, Darkseid, además de a su excéntrica camarilla de siervos. Un demonio oscuro que solo puede compararse con Satanás y frente a él una pléyade de nuevos dioses que intentan luchar para que su sombra no logre conquistarlo todo.
Una historia de triunfos y tragedias plagada de personajes fascinantes llenos de capas, de matices y de posibilidades. Jack Kirby planteó todo esto cuando fue llamado por DC Comics y tuvo la libertad de crear su propia historia, por desgracia no se apreció y no logró serlo hasta pasado el tiempo. Los lectores y autores se reencontraron con ello, se dieron cuenta de lo embriagador y alucinante que era, de cómo había creado deslumbrantes conceptos a cada página… Lo dicho, se había distancia de su época, lo había hecho por años, se había adelantado a todo y a todos.
Una legión de Supermanes en Crisis Final
En Crisis Final Grant Morrison hace y cuenta muchas cosas pero la principal es que declara su amor por Jack Kirby, por sus creaciones, por este Cuarto Mundo, por lo increíble y brutal del mismo. Lo hace a su manera, convierte en suyas las ideas del Rey para conformar una historia con todo el sabor de este pero sacada adelante por su talento, con sus preocupaciones y su saber hacer. Su Darkseid es oscuro y aterrador como debe serlo, susurra pecados y conquista mundos, nadie puede hacerle enfrente, parece imparable, una fuerza oculta de la naturaleza que es inevitable.
Y sí, claro que se evitará. Aunque para ello haga falta toda una legión de Supermanes, de hombres de acero que unan sus fuerzas para luchar juntos contra un gran mal. Esto sucederá en Final Crisis: Superman Beyond (1 y 2) que se incluyen en los dos tomos Pocket de ECC de Crisis Final, todo un acierto dado que sin esta historia el total quedaría cojo. ¿Y qué Supermanes tenemos? Entre otros al Capitán Marvel, al Capitán Allen Adam y a Overman, todos ellos presentados y explicados en la serie limitada El Multiverso, que no es necesario leer para entender la historia que nos ocupa pero es recomendable hacerlo (aunque solo sea para disfrutar de ella).
Un relato casi bíblico
Por supuesto que Grant Morrison no está solo, para que sus palabras cobren vida necesita el trabajo de artistas que plasmen en papel sus ideas, en ocasiones arriesgadas y en otras totalmente enloquecedoras. Así que en estas páginas se cuenta con el talento del siempre acertado Carlos Pacheco, J.G. Jones y Doug Mahnke, entre otros. Todos ellos profesionales reputados con una buena carrera a sus espaldas, además de conocedores en detalle de los personajes con los que trabajan, casi tanto como el propio guionista.
Crisis Final es una lectura adictiva que no puede dejarse, es épica en estado puro, es un relato que roza lo bíblico en su propuesta y en su puesta en escena. Un despliegue espectacular de imaginación y de imposibles que demuestran las muchas, muchísimas, posibilidades que tiene el cómic como medio de expresión y de creación artística. Un medio sin límites reales, tan solo los de la imaginación y la imaginación no tiene límites.
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