Fragmento de un cómic de Batman guionizado por Devin Grayson. Créditos: DC Comics.

Fragmento de un cómic de Batman guionizado por Devin Grayson. Créditos: DC Comics.

Es una alegría encontrar trabajos tan bien realizados como este

El universo de los Otros Mundos es sencillamente fascinante. Más allá del hecho de llevar a los personajes a lugares nuevos y sorprendentes en los que ellos y todos los que rodean vivirán aventuras que de otros modos no podrían. Hay algunos que están por derecho propio en la memoria de todos como Balas Ardientes (con un Superman Batman), Kal (Superman en la Edad Media), El Clavo (un mundo en teoría sin Superman) o el mítico Kingdom Come que nos lleva hasta un futuro no muy lejano en el que los llamados héroes han perdido su brújula moral.

Batman en Nueve Vidas es una nueva entrada en estos fantásticos mundos llevando al detective de Gotham a ser lo que siempre debería: un personaje del noir.

La esencia básica de este personaje y de todo su entorno funciona mucho mejor en una novela de género negro, o una película si fuera de menester. La ciudad está llena de oscuridad, no de blancos y negros, no, solo de negros. No hay luz que brille en Gotham y la única que podría haber la lleva un justiciero que aterra a las personas.

Todo comienza con un crimen, con el asesinato de una joven y el inculpado insiste en que es inocente, ¿acaso podía ser de otra forma? Por supuesto este no es otro que Bruce Wayne que tendrá que poner su vida y su libertad en las manos de su amigo Harvey Dent, el detective privado Richard Grayson (auténtico protagonista) y James Gordon que está buscando a su culpable por todos los medios.

Pagina tras página Dean Motter y Michael Lark en colaboración con Matt Hollingswoth adentran al lector en un mundo oscuro en el que nadie dice la verdad y todos tienen intereses ocultos. Las calles de Gotham se muestran más angostas que nunca y no hay una verdad que se entrevea en el horizonte. La Sombra decía que la semilla del crimen da frutos amargos, lo que parece tan claro es si ese fruto es para los propios criminales o solo para sus víctimas.

Hay que decir que es una alegría encontrar trabajos tan bien realizados en que los personajes escapan por completo de las garras de la continuidad para con una historia unitaria crear un universo totalmente compactado. No hay punzada sin hilo.

Y mientras tanto sigue sin haber un culpable a un asesinato…

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