Portada de Astérix en Lusitania. Créditos: Grupo Anaya.
En los últimos tiempos, se ha instalado la interesante costumbre en que, cada par de años, nos llega una nueva historia de nuestro poblado galo favorito. Afortunadamente, estamos en uno de esos años y podemos colocarnos el casco para una nueva aventura. Hablamos de Astérix en Lusitania.
Ya hemos comentado en este medio el cariño que tenemos a los habitantes de esta aldea, sin importar en qué formato lleguen sus aventuras, pero esta vez nos encontramos ante el álbum número 41 de estos entrañables galos. Unos personajes que van camino de cumplir su séptima década de existencia, pero que permanecen tan vivos como en sus primeras viñetas. Esto es algo que, sin duda, ha sido clave para su éxito desde aquel lejano 1959.
Fueron las mentes de René Goscinny y Albert Uderzo las responsables de crear a los protagonistas de esta historia y a todo el poblado que les acoge y dota de su personalidad particular. Unos personajes que consiguen contagiar al lector con sus valores de resistencia, valor, generosidad y solidaridad. ¿Cómo no iban a conquistar a mayores y pequeños?
Lamentablemente, sus autores originales nos abandonaron hace algún tiempo, pero esto no ha sido impedimento para que sus herederos dieran permiso para continuar con la obra que ambos crearon y otorga tanta felicidad a sus lectores.

Astérix nos descubre un nuevo país
Para este álbum editado por la editorial Bruño (dentro del Grupo Anaya), encontramos con el mismo equipo que ya se encargó de la historia anterior (El lirio blanco, 2023): el guion nace de la mente de Fabcaro (Fabrice Caro) y el dibujo es obra de las manos de Didier Conrad, siendo este su séptimo trabajo dando vida al universo de estos peculiares galos.
A diferencia de la historia previa, nuestros protagonistas deben salir de la comodidad de su aldea tras la visita de un antiguo esclavo luso, que va en busca de la ayuda de nuestros héroes, ante una injusticia en su país natal.
El bueno de Fabcaro no da puntada sin hilo en este segundo álbum y retoma un pequeño detalle que sucedió en La residencia de los dioses (1971), donde conocimos a un esclavo luso que participaba en la construcción. Era el primer habitante de este país que se daba a conocer en este universo y es el mismo personaje que va a pedir ayuda a los galos, sabedor de primera mano de su fuerza.
Una suerte para nosotros los lectores ya que podemos descubrir, gracias a la mirada de los héroes franceses, un país que no habían visitado previamente (por sorprendente que parezca). Son estos álbumes de viaje los que permiten añadir una nueva apreciación, cargada de inocencia, sobre las diferentes culturas que existen en nuestro planeta.
El método para lograr semejante propuesta es sencillo: una implicación máxima por parte de los galos a cada lugar dónde ponen sus pies. En este caso, se verán imbuidos del alma y la mentalidad portuguesa.
Una mentalidad que está imbuida con la famosa “saudade” portuguesa. Esa emoción tan difícil de traducir a nuestro idioma, pero que se acerca algo similar a la añoranza o melancolía. Una emoción que los autores atribuyen en el álbum a la pérdida de su héroe Viriato.
Historias nuevas que saben a las de antes
Como nos comentaron los autores en la presentación del álbum, Astérix y su poblado viven en una “antigüedad soñada” que evoluciona al mismo ritmo que nuestro tiempo. Por ello, lo que esconde esta historia es un caso de especulación y enriquecimiento político a través de acciones ilícitas. Algo que ya conocemos bien en nuestro país, ¿verdad?
No obstante, seguimos encontrando los rasgos característicos de cada una de las historias previas protagonizadas por el dúo formado por Astérix y Obélix: bromas para todas las edades, guiños a futuros acontecimientos, cameos inesperados, ayuda por parte de todos los personajes para conseguir que gane el bien, y una acentuación de los símbolos del lugar que visitan.
La verdad es que se hace muy difícil encontrar alguna razón para no recomendar este álbum, pero no sólo este sino cualquiera de los protagonizados por estos galos tan peculiares. Nada más entrar en sus páginas es imposible no tener la sensación de ser un miembro más de la aldea…
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Actor y director teatral con veinte años de experiencia a bordo de la compañía Teatro Baypass, que él mismo fundó. Miembro de la organización de la Feria del Libro de Parla y técnico de cabecera en Estelar Media. Lee libros y cómics con la misma pasión que disfruta de un concierto o de una buena sesión de cine. ISNI 0000 0005 1808 8693



