Poster de Viaje de fin de curso. Créditos: Prime Video
La película Viaje de fin curso, con el subtítulo (o no) de Mallorca, si bien es irregular también es necesaria. Nos hace pensar y reflexionar, lanza una fuerte crítica sobre el mundo actual y hace que miremos nuestros actos, los de toda la sociedad, con ojos escépticos y que nos preguntemos quiénes somos y quién queremos ser.
Puede que su director Paco Caballero y sus guionistas Eric Navarro y Natalia Durán pensaran hacer solo una comedia pura, eso puede suponerse por el cartel (entraremos más adelante en ello), pero lo que consiguieron fue algo muy diferente. Sí, hay humor y momentos que resultan hilarantes pero lo narrado a través de los personajes, sus dudas y miedos está más cerca del drama que de otra cosa y resulta en ser un coming-of-age, con toque de bildungsroman, en estado puro.
Una oda a la juventud
Viaje de fin de curso es, ante todo, una oda a la juventud. Y esta se retrata a la perfección gracias al talento de su grupo protagonista, aunque su presencia en pantalla va y viene, con Berta Castañé como una muy bien elegida punta de lanza como demuestra en su monólogo final (e inicial) y un estupendo Martí Corderó (actor al que descubrí en ¿Quién es quién?, refrito de la francesa Le sens de la famille, y del que caben esperar muchos grandes trabajos en el futuro) que pasa con facilidad del drama a la comedia como el que parpadea o va a la playa. A su lado otros tantos como Berta Castañé, Sara Vidorreta y Diego Garisa, entre varios más de un reparto muy coral.
De entre todos ellos hay que destacar el buen trabajo de Claudia Roset, de lo mejor de la película, y también el de Aiden Botía que con su tierna e ingenua interpretación del muchacho llamado Toto, tan héroe como villano a su pesar, se mete al espectador en el bolsillo. Sin olvidarse de Nadia Vilaplana cuyo personaje es una presencia de fondo constante y aunque tenga poco diálogo tiene uno de los momentos más profundos y emotivos de todo el filme y lo logra solo con una mirada, una mirada triste y rota que deja ver que, aunque no lo sepamos, todos tenemos cicatrices que no siempre mostramos.
Y al temor del futuro
Pero esta oda a la juventud lo es también como aviso al futuro, a la incertidumbre y al temor por aquello que está por venir. Seamos sinceros, a muchos se nos dijo en los años de instituto que las decisiones que tomáramos entonces, como si hacer o no una carrera y qué carrera escoger, serían definitorias para el resto de la vida. Pero la propia vida se encarga después de dejar claro que eso solo eran patrañas y de haberlo sabido antes, curiosamente es algo que todo adulto sabe, puede que el peso fuera menor.
En este punto Viaje de fin de curso refleja con gran acierto y solvencia todas las dudas y miedos que a esa edad se tienen. Un momento vital en el que todavía estamos por definir y por encontrarnos, ya no se es el infante de tiempo atrás pero tampoco la persona que terminaremos siendo (en una labor de construcción que nunca termina), donde además debemos enfrentarnos a algo que sabemos aunque no queramos decir en voz alta: Es el fin de una época con todo lo que eso conlleva. Amigos que se van, amores que se pierden y momentos que jamás volverán.
Recordando la pandemia
El contexto temporal elegido es uno real, es la pandemia vivida en España y a nivel global y los hechos acontecidos en un hotel de Mallorca. Al menos de forma general, la plasmación no deja de ser en un filme y esto conlleva que la exageración y la narrativa marcan todo, importa el cómo se cuenta y el qué de igual forma que el ritmo para hacerlo y la evolución de los personajes. Puede que en ocasiones esto suceda algo a trompicones pero todos viven un viaje, literal y metafórico, y al término del mismo ya no son las personas que eran.
Pablo Neruda dijo, en su más que conocido Poema 20, que “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.” y tal sentencia se aplica a la perfección a este título. Es más, desde cierto prisma se ve un paralelismo entre el poema completo y la película, una coincidencia que está ahí y que desconozco si ha sido premeditada o casual por completo.
Un cartel inadecuado
Este filme retrata tanto la imprudencia de los jóvenes durante la pandemia (y no solo jóvenes, no olvidemos las innumerables fotos de personas más que adultas incumpliendo, de fiesta, sin mascarillas…) como la hipocresía de muchos adultos. Por desgracia esa frase de “La juventud se pierde” es algo que todos hemos oído de niños, de adolescentes y de adultos, casi siempre dicha por adultos que han dejado en el olvido esos años en que fueron otros, en que la vida era más grande que nada, en que los sentimientos lo llenaban todo y en los que equivocarse era la única forma de aprender (y sigue así, esto es cierto a cualquier edad).
Por desgracia si bien Viaje de fin de curso toca temas relevantes como el miedo al mañana, las dudas sobre quiénes somos y otros además de tener una fuerte crítica social esto se pierde ante su cartel que da a entender que estamos ante algo más cercano a un Porky’s o un Van Wilder: Animal Party (muy recomendable y también con su parte de reflexión) que a lo que de verdad es el filme. Y la frase de “¿Confinado? El que tengo aquí colgado” le hace flaco favor al total. El que empiece a verla guiado por esta imagen se va a dar un golpe bien gordo y es una lástima tal descoordinación entre el producto y la promoción del mismo (al menos el trailer sirve mejor a este fin).
Irregular pero necesaria
Viaje de fin de curso está firmada por Paco Caballero como director, mismo nombre detrás de Perdiendo el este y Amor de madre, quien con cerca de una década de largometrajes y series a sus espaldas da una dirección más que correcta y adecuada para lo que es la obra en sí. Peca, como muchos títulos desde hace como una década, de tener una extensión más larga de lo que debería y eso hace que el guion firmado por sus dos colaboradores Eric Navarro y Natalia Durán se pierda por el camino y se desinfle haciendo que parte de su fuerza no llegue hasta el final.
Esta producción presenta varias flaquezas muy evidentes y que se ven de forma clara pero eso no es óbice para disfrutar de ella, para sentarse a verla dejando que los distintos temas y reflexiones que toca lleguen hasta nosotros. Puede que sea irregular en su puesta en escena, casi como si estuviera entre dos aguas sin terminar de decidirse del todo, pero logra avanzar y funcionar sin dejar a nadie atrás en ningún momento.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012



