La icónica imagen del Conde Orlok en Nosferatu.
Cuando hablamos de terror y miedo, varios seres mitológicos malignos se nos vienen a la cabeza. Pero quizás ninguno sea sinónimo del género de forma tan mediática como el vampiro.
Orígenes
El origen de la palabra sigue generando incógnitas. El término español vampiro proviene del frances vampire que lo tomó del alemán vampir, el cual venía del húngaro vampir o del serbocroata вампир. Una teoría indica que el origen podría ser la palabra turca uber (bruja) .
Como todos los mitos, cada civilización tiene sus propias historias al respecto. El concepto de seres demoníacos que se alimentan de sangre existía mucho antes de la aparición del concepto vampiro. La mitología griega habla de una hermosa reina de Libia llamada Lamia, hija de Belo y Libia, quien tuvo un romance con Zeus, con el que tuvo hijos. Su esposa Hera se enteró y despojó a Lamia de sus hijos, quien enloqueció y desde entonces, en venganza, decidió robar y devorar a todo niño que encontrara. Incluyendo beber su sangre. Sus actos la acabaron convirtiendo en un ser monstruoso con aspecto serpéntico.
De esta criatura aparecen los seres conocidos como Lamiai, una especie de fantasmas femeninos que seducían a jóvenes para satisfacer su apetito sexual para después drenarlos de sus líquidos vitales.
Vampiros cerca de casa
Los escritos judíos hablan de la figura de Lilith, la primera mujer antes de Eva, procedente de la mitología mesopotámica. Se considera el primer demonio del folklore judío, nacida del mismo barro que Adán y desterrada del Jardín del Edén por su negativa a obedecer al hombre y a Dios. Tras esto, marchó a vivir a orillas del mar Rojo con los demonios que moraban allí y se entregó a la lujuria de estos.
En España también existen diferentes mitos al respecto. En Asturias se habla de una anciana vampiro con ojos como los de un búho que por las noches entra a las casas por la cerradura o las rendijas de las puertas para succionar la sangre de las víctimas con su único diente. En Cantabria encontramos a la guajona, una vieja delgada con un manto negro que la cubre de la cabeza a los pies con un único diente negro largo y afilado que usa para sorber la sangre. Y en Galicia tenemos a un subgénero de meigas conocidas como las meigas chuchonas, que se transforman en vampiros y abejorros y chupan la sangre a los niños para robarles la grasa con la que elaboran sus pociones.
Mitos más lejanos
Muchos de los mitos de todo el mundo representa a estos protovampiros con apariencia femenina y perdidos en la lujuria por la carne. En Filipinas hay la figura del mandurugo, un ser que de día adopta la forma de una mujer atractiva y de noche desarrolla alar y una lengua larga que usa para aspirar la sangre de sus víctimas mientras estas duermen.
En la India encontramos los vetalas, espíritus que utilizan cadáveres para acceder al mundo de los vivos. En el Kathá-sarit-ságara, una recopilación de mitos indios del siglo XI, se cuenta que un rey intentaba cazar a un vetala, descrito como un no-muerto que se colgaba boca abajo de los árboles cercanos a los cementerios.
Buena parte del mito de los no-muertos se centra en la sangre como vía hacia la inmortalidad y en el erotismo como trampa para atrapar a sus víctimas. Dos conceptos que se han mantenido a lo largo de los siglos y que hoy día definen a los vampiros. En este sentido, no podemos olvidar la historia de Elizabeth Báthory, acusada de perpetrar multitud de asesinatos a chicas jóvenes para bañarse en su sangre y mantenerse joven. La credibilidad de estas acusaciones se ha mezclado durante siglos con la leyenda, y algunos estudios apuntan que fue víctima de una caza de brujas por parte de rivales políticos. Otros indican el sadismo como motivo de sus asesinatos.
Del mito a la ficción literaria
La literatura ayudó a pulir el mito del vampiro tal y como lo conocemos hoy día. Las primeras historias de vampiros de la época moderna se remontan al siglo XIX. El relato El vampiro, obra del británico John Polidori publicado en 1819, presentaba a lord Ruthven, un misterioso aristócrata que viaja por toda Europa acompañado por el joven Aubrey, a quien conoce en una fiesta en Londres. En la época victoriana, concretamente entre 1845 y 1847, se publicó la historia Varney el vampiro, donde se presenta a Sir Francis Varney, un supuesto vampiro con toques humanos y voluntad de redención que causa problemas a la familia Bannerworth. Aquí surgen varios de los clichés del mito, como los colmillos, los poderes hipnóticos y la fuerza sobrehumana de los vampiros.
De la misma manera, la novela Carmilla de 1872, escrita por Sheridan Le Fanu presenta a una joven solitaria llamada Laura, quien vive en un castillo alejado de la civilización junto a su padre, que acogen a otra joven llamada Carmilla después de que esta sufra un accidente con su carruaje. Laura reconoce a Carmilla de extraños sueños que había tenido durante años y forman un vínculo del que Carmilla parece tener cierta atracción por Laura. Una de las características de Carmilla que se anclaron el mito es su desprecio por la luz del día y el erotismo de la relación con quien le provee de sangre.
Sin duda la novela más influyente del género, a su vez influida por las dos anteriores, y que ha servido de base para posteriores versiones audiovisuales es Drácula, del británico Bram Stoker y publicada en 1897. La novela está protagonizada por Jonathan Harker, un joven abogado londinense de viaje a Rumanía para reunirse con un misterioso conde para cerrar la venta de unos terrenos.
La novela cuenta con una trama muy parecida a la del relato El extraño misterioso del alemán Karl von Wachsmann publicado en 1844, en la que presenta al conde Fahnenberg y su familia de viaje a un castillo lejano. Durante el trayecto son atacados por lobos, pero son salvados por un extraño. El conde invita al extraño a su castillo y este se convierte en un visitante recurrente de su castillo. Al poco tiempo, la hija del conde cae enferma de forma misteriosa.
Sangre inmortal
Desde el inicio de los tiempos, la humanidad ha soñado con la inmortalidad. El mito del vampiro le da un toque oscuro a ese anhelo, como cuando los dioses castigaban a los humanos que se atrevían a parecerse a ellos.
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Crítico de cine de largo recorrido, además de amante del terror clásico y el mundo de LEGO. Es profesor Pokémon y ha sido juez del juego de cartas de la franquicia en torneos oficiales a lo largo y ancho del mundo. Es graduado en traducción y ha sido el intérprete de nombres como Julian Glover y Paul Blake, General Veers y Greedo de Star Wars. ISNI 0000 0005 1808 8642