Fragmento de la portada de Las casas de los impíos. Créditos: Norma Editorial.
Las casas de los impíos es la nueva obra del tándem formado por Ed Brubaker como guionista y Sean Phillips en el apartado gráfico, el cual ya son como uña y carne a tenor del más de medio centenar de obras que han compuesto a lo largo de los años, con títulos como The Fade Out, Fatale o Criminal entre otros. Si se es fan de estos autores se disfrutará con este cómic, pero incluso en caso contrario creo que convence.
Entre finales de la década de los 70 y principios de los 80 hubo un auge de noticias relacionadas con cultos satánicos, y basándose en ello nos presentan a la protagonista de esta historia, Natalie Burns, una investigadora privada cuyo carácter me recordó al de John Constantine de Hellblazer (de hecho fuma como el susodicho, lo que esta lo hace con marihuana medicinal), la cual arrastra un trauma desde su infancia.
Cuando era niña, la joven Natalie participó en una mentira común, junto con otros chavales, acusando a algunos profesores de pertenecer a una secta diabólica que incluso habían abusado de ellos. La mentira acabó descubriéndose, pero eso no pudo evitar el suicidio de una de las profesoras acusadas, aunque lo más inquietante estaría en los recuerdos que tiene Natalie de algo que en principio nunca sucedió… ¿o no?
Cuando Natalie está intentando sacar a un joven de una secta con unos métodos más bien expeditivos y poco ortodoxos, la situación se complicará lo que la llevará a entrar en contacto con un agente del FBI especializado en crímenes de sectas. Juntos empezarán a seguir una serie de pistas, ya que el caso que dejó traumatizada a la protagonista cuando era pequeña parece que ha vuelto a abrirse pero… ¿hubo algo?
Las casas de los impíos, suspense satánico muy bien llevado
A medida que avanza la investigación también los autores nos ofrecen una serie de flashbacks donde nos sitúan a finales de la década de los ochenta, en los que vemos como fue el pasado de Natalie, en parte propiciado por una madre con una obsesión contra lo satánico que me recordó, en su fanatismo religioso, a la progenitora de Carrie, tanto la película como la obra en la que se basa, escrita por Stephen King.
Pasado y presente parecen estar relacionados pero ¿en verdad hubo algo? Natalie sabe que todo aquello fue mentira, pero la misma quedó tan interiorizada que tiene recuerdos de ello, que por lógica no deberían ser reales. La narrativa fragmentada que lleva a cabo Brubaker (algo ya habitual en él) funciona de forma notable, desarrollándose con buen ritmo tanto los sucesos actuales como los retazos del pasado.
La buena conjunción entre los responsables de esta obra se ve enseguida en como Sean Phillips plasma de forma gráfica el guion de Ed Brubaker: no se puede decir que sea novedoso (porque ya de por si el tema está bastante manido dentro del género), pero consigue sin problemas la atmósfera adecuada para lo que se nos está contando. A ello ayuda también el color, del cual se encarga Jacob Phillips, su hijo.
En resumidas cuentas digamos que Las casas de los impíos es una obra para gozo y deleite de los fans de sus responsables (aunque en este caso tampoco sea de lo mejor que han llevado a cabo estos autores), pero que aún así tiene una historia lo suficientemente entretenida para convencer a un lector ocasional, que se encontrará un intenso thriller de suspense sustentado sobre los cultos satánicos.
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Crítico especializado en cine y cómic, aunque no tiene problema en lanzarse a leer libros y opinar sobre ellos, siempre de forma constructiva y con educación. Bien conocido en el mundo de la divulgación por su alias, El Chacal, y su blog El Blog del Chacal donde comparte sus reseñas y conocimientos. ISNI 0000 0005 2401 3399