Piezas de LEGO

Piezas de LEGO

Monté mi primer LEGO con 32 años. Actualmente, tengo 32 años.

Monté mi primer LEGO a los 32 años. Hoy, mientras escribo estas líneas, debo confesar que tengo 32 años. Tuve mi primera aproximación hace un año, cuando visité por primera vez una tienda de esta marca de juguetes y pude trastear las diferentes piezas que había al alcance del público, dejando volar mi imaginación mientras los niños se divertían, concentrados, conectando piezas y el dependiente realizaba una maravillosa creación.

No obstante, mi primer montaje no fue hasta hace unos días, cuando me puse (¡por fin!) a montar unos regalos de las Navidades pasadas. Empecé con un pequeño y sencillo set de Elsa de Frozen; continué con uno de su hermana, Anna; y acabé con uno de Mulán. Cada uno un poco más complejo que el anterior.

Los dos primeros eran bastante sencillos.

Lo primero que me sorprendió fue el orden que presentaba el interior de la caja. Al fin y al cabo se trataba de un montón de piezas. Las instrucciones llegaron después. Claro, hablamos de un puzzle en 3D que, a diferencia de sus homólogos en 2D, no es fácil seguir el montaje solo con mirar el diseño final.

Primer paso, separar las piezas iguales para ubicarlas y saber dónde encontrarlas. Después, seguir paso a paso y pieza a pieza, para construir la escena.

Fue bonito ver cómo poco a poco los conjuntos iban tomando forma. Cómo lo que parecía un todo único realmente estaba compuesto de pequeñas partes. Toda una lección de vida.

Con el tercero, me maravillaron las posibilidades que brindaba. En este set, aparecía Mulán con su espada, un monigote de entrenamiento, Khan, su caballo, una catapulta con dos bolas de munición, una mesa para tomar el té (con su tetera incluida), el arco del templo y el cerezo en flor. Y aunque desde LEGO te sugerían un diseño, podías conformar la escena como quisieras, dejando volar tu imaginación.

Hulkbuster de LEGO y Marvel Studios, con cuatro minifiguras
Hulkbuster de LEGO y Marvel Studios, con cuatro minifiguras

Y entonces llegó la Hulkbuster

Luego llegó la Hulkbuster, la armadura que Iron Man crea para enfrentarse a Hulk en el universo de Marvel y que en Wakanda es Bruce Banner (que no Wayne. Este es de otra empresa) quien la maneja y me explotó la cabeza.

Lo primero fue ver la cantidad de piezas diferentes que existía en la dimensión LEGO. En los sets de Disney había muchas, sí, pero no tantas como en esta. De hecho, no tenía sentido separarlas por iguales, porque tampoco se repetían mucho.

Lo que sí me gustó es que, al tratarse de una figura más compleja, separaban su montaje por partes, y cada parte en una bolsa. Más sencillo. En este caso, el librito de instrucciones ya era más grande. Aquí ya juntamos 2 juegos a la vez: busca la pieza (casi emulando al busca las diferencias, solo que al revés) y el puzzle. También descubrí que a lo largo del librito te aparece un medidor de progreso; así puedes calcular cuánto te falta de para tener la figura al completo.

En este montaje lo que me sorprendió fue la movilidad. En un principio pensaba que LEGO se trataba de un juego de construcción, bloques que se engarzaban unos a otros y que, por lo tanto, eran sólidos e inmóviles. Pero nada de eso. Tras piezas, bolas y clacs, otra vez, me alucinó las opciones, en este caso de movimiento, que brindaba.

También me enseñó a ver que hay que fijarse bien y no confiarse, puesto que en una figura tan compleja como esta si hay una pieza colocada donde no debe implicará que no sujetará bien. ¿La parte buena? Que en cualquier caso siempre la puedes desmontar y recolocar.

Un sistema sencillo con el que puedes conseguir hasta lo más complejo. No tiene misterio, juntar piezas y clac. Un puzzle con el que pasar el rato y tras el que te deja con ganas de más. Sin duda entiendo por qué tanta gente le tiene afición.

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