
El Doctor Gato y un holograma de Frost, perrito de aventuras
El genio científico (científico loco sí, pero genio) se dio toda la prisa que pudo. Arregló su artefacto del Día del Juicio Final y lo convirtió en un artefacto de terraformación. Lo cargó en su nave, se despidió de su marido y le prometió que intentaría no llegar tarde a casa (aunque este no le creyó, pero se alegraba sabiendo lo bien que le sentaban estas aventuras. Además, si se metía en jaleos con Frost estarían juntos y afrontaría mejor todos los problemas).
No tardó mucho en llegar al planeta gracias a las coordenadas, aterrizó sin problemas y allí se encontró con su viejo amigo, y antiguo rival, se dieron un gran abrazo como si hiciera años que no se veían y este le empezó a contar todo lo que había pasado (que no hace falta reproducir, ya lo has leído pero si no te acuerdas puedes volver a leerlo y disfrutar por segunda vez de esta aventura).
– ¿Y el magnetismo? Has dicho que por el magnetismo no se podía ver qué pasaba aquí y tampoco aterrizar y yo lo he hecho – señaló a su nave – y ahí veo a Duque – señaló a la nave inteligente – y ahí hay una embarcación de los Cadetes Espaciales – señaló la enorme barcaza.
– Eran las nubes. Al correr, bueno, volar más bien, de un lado para otro dejaban su estela y esto lo alteraba todo. Ahora que están tranquilas y los gigantes a punto de volver a casa todo se ha normalizado.
En lo que el Doctor Gato había llegado el intrépido can había puesto en marcha otras tantas cosas, entre ellas llamar a los Cadetes Espaciales para que le ayudaran a llevar a los gargantúas con sus amigos y familiares. Algo que hicieron encantados. No del todo, la Capitana Ali gruñó un poco pero tampoco podía negarse, a fin de cuentas Frost, perrito de aventuras lo había solucionado todo y los propios habitantes del planeta hablaron a su favor. Además, nadie quería que se quedaran allí o todo volvería a empezar, era mejor que fueran con su gente a un planeta que pudiera darles cabida.
Todo estaba avanzando, Gato había terminado de preparar su artefacto, los gigantes estaban descansando y también los Cadetes, los beduinos se ocupaban de llevar agua y alimento a todos, los gusanos dormían bajo el sol abrasador (¡y parecían estar encantados!), las nubes daban sombra al que lo quería y el protagonista de esta historia estaba apoyado junto a su nave, Duque, y parecía estar perdido en sus propios pensamientos. Quizá anhelaba la próxima aventura o volver a las estrellas o puede que una taza de chocolate caliente.
Fin del capítulo 7, parte 2. Frost, perrito de aventuras: Los gargantúas del mañana (El regreso del verde). Esta historia continuará.
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Escritor y periodista de amplia trayectoria (AQUÍ, Cinemascomics, Infonegocios…), especializado en Cultura Pop aunque también ha escrito de temáticas muy distintas como política y el mundo de los negocios. Creador del personaje infantil Frost, perrito de aventuras descrito por RTVE como «Un nuevo héroe para los niños». ISNI 0000 0004 4335 5012