Portada de El otro mundo. Créditos: Editorial Astiberri.
Uno de los puntos fuertes del cómic es la versatilidad de su lenguaje, que consigue acercarlo al resto de artes existentes y no queda limitado al simple soporte de papel. Gracias a esta cualidad, podemos valorar sobremanera obras como la que vamos a analizar a continuación. Hablemos de El otro mundo.
La Editorial Astiberri nos ofrece, en esta obra perteneciente a su catálogo, la visión de los años previos al estallido de la Guerra Civil. Un tema ya bastante comentado en el medio, pero no por eso merece dejarse de lado. Este trabajo es el resultado de una investigación exhaustiva en torno a una iniciativa muy particular: Las Misiones Pedagógicas que promovió la II República Española.
El encargado de la creación de este trabajo es el conocido historietista y humorista gráfico Enrique Bonet. Autor proclive en el mundo del fanzine, en su Granada natal, desde la década de los 80, cuenta como parte fundadora de algunos como Dibucómics o Mister K y U. Otras de sus obras más conocidas es El juego de la luna (2009), sobre un pueblo cargado de leyenda y superstición. Además, esta es una obra actualizada de otra autopublicada por el autor en 1995.
La parte gráfica de la obra recae en el talento de Joaquín López Cruces. Almeriense natal, estudió filología inglesa y trabajo como profesor de español en Gales, antes de dejarlo a un lado y dedicarse a la historieta. Con más de 30 años de carrera a sus espaldas, ha publicado en revistas como Cairo, Madriz o Cimoc. Entre sus obras conocidas previas se encuentran algunas como Sol poniente (1990/2015) o Por el camino yo me entretengo (2008).
¿De qué nos habla El otro mundo?
Una sinopsis sencilla de la obra sería la siguiente: «En el verano de 1933, un pequeño grupo de maestros y trabajadores culturales llega, por orden del gobierno, a un pueblo de la Alpujarra para transmitir el amplio patrimonio cultural del país. Allí encontrarán (a partes iguales) complicidad y rechazo por parte de los aldeanos, según estos vean amenazados (o no) sus intereses o tradiciones.»
Tal y como se comentaba en las primeras líneas del artículo, nos encontramos tras la pista de las Misiones Pedagógicas organizadas por el gobierno de la II República. Esta empresa era especialmente vital en la búsqueda de que la cultura tuviera el acceso garantizado para cualquier habitante del país, sin importar su procedencia o estatus social.
Otra de estas iniciativas culturales contemporáneas fue la creación de la compañía teatral La Barraca, dirigida por Federico García Lorca. Es curioso como esta cuenta con una fama mayor que la que nos importa en este artículo y quizá podamos encontrarle alguna sencilla explicación.
Ambas iniciativas buscan llevar la cultura a los pueblos y aldeas más recónditos del país y, cabe destacar, que ambas reciben parte de rechazo por parte de los aldeanos más tradicionales de la zona que, para sorpresa de nadie, resultaban ser aquellos con más poder en el lugar.
La ventaja con la que contaba La Barraca era que su objetivo era representar las grandes obras teatrales españolas para todo el mundo. Dichas obras podían gustar más o menos, pero contaban con el hecho de que se trataba de simples ficciones. Las Misiones Pedagógicas buscaban transmitir a la gente la realidad de su situación e iluminar el pensamiento de los aldeanos.
Nos encontramos ante una iniciativa que subraya lo vital que resultaba, para el gobierno progresista del momento, el poder y la importancia de la enseñanza como medio de riqueza. Un gobierno que buscaba que todos sus habitantes contasen con los mismos conocimientos en torno a sus derechos. Una iniciativa noble, pero con alguna estrechez de miras.
Gracias a esta obra podemos ver como la intención de los encargados de la transmisión de ideas es bondadosa pero, desde el momento en que ponen el pie en un pueblo, sus segundos están contados. Por medio de las palabras del autor (en breves momentos, entraremos en ello) sabemos que contaban con apenas 15 días para visitar en torno a una decena de lugares. Tiempo insuficiente para poder comprobar el calado de aquello que llevaban al lugar.
Es casi un terreno de mística y fe, otra de las ideas que podemos ver a través de los personajes ya que, para algunas personas, el cine o el gramófono resultaban prácticamente artilugios mágicos. Pero no sólo cruzamos la línea de lo “real” en este ámbito…
Protagonismo con nombre de mujer
El protagonismo central de la historia recae en tres mujeres muy diferentes: María, una profesora que llega al pueblo; La Tizná, una niña que sufre el abandono y el castigo (injustificado) de los aldeanos; y el fantasma de una mujer recién fallecida que sólo puede ser vista por la niña. Cada una de ellas representa una edad diferente y, al mismo tiempo, cada uno de los tiempos del ser humano: pasado, presente y futuro.
Este protagonismo femenino esconde una serie de cuestiones que me chirrían un poco a la hora de ver el abuso del poder en los gobernantes: hay un suceso en torno a La Tizná, que me resulta un poco forzado a la hora de explicar como se ejercía dicho poder casi absoluto. Siento que un suceso así se ve reducido a uno más, a pesar de la importancia de un hecho tan grave.
También podemos ver el funcionamiento de las zonas rurales tal y como era (y continúa siendo en algunas partes) y como la diferencia de trabajadores y caciques lleva al enfrentamiento continuo por respetar unos derechos que son universales. Una lucha que, todavía hoy, se puede ver alimentada en los pasillos de las cámaras de poder legislativo.
Antes de terminar, es obligatorio destacar el apéndice que complementa al cómic. Una separata que nos ayuda como documentación a la hora de poner en contexto la obra, señalando la realidad del momento y los protagonistas que estaban detrás de estas misiones.
A mi entender, esta obra de la Editorial Astiberri es una lectura necesaria que nos sirve para dar luz a un momento concreto de la historia. Un documento que cuenta con una investigación profunda en torno a los acontecimientos reales, lo que supone un extra de calidad a la hora de disfrutar de este trabajo que, desde que lo he terminado, he comenzado a recomendar.
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Actor y director teatral con veinte años de experiencia a bordo de la compañía Teatro Baypass, que él mismo fundó. Miembro de la organización de la Feria del libro de Parla y técnico de cabecera en Estelar Media. Lee libros y cómics con la misma pasión que disfruta de un concierto o de una buena sesión de cine. ISNI 0000 0005 1808 8693