Cartel de El Jockey. Créditos: Caramel Films.
Tras un fin de semana movidito, toca acercarse a ver un pase. A priori, no es la película que más me llamaría la atención, lo reconozco, pero salgo con una mirada muy diferente. Hablemos de El Jockey.
Tengo que confesar que va a ser muy diferente hablar de la película sin revelar partes de la trama, pero como recomendación, es mejor llegar a esta cinta teniendo la información justa. Lo que parecía una obra simplona sobre un jockey caótico y la mafia que le controla, se convierte en una suerte de película que rompe con lo convencional y ataca muchos temas que parecen ajenos a ella.
El artífice de esta historia es Luis Ortega, director argentino que lleva en activo desde hace más de dos décadas. Para mí, resultaba un completo desconocido, pero gracias a este último trabajo, voy a revisar toda su filmografía anterior.
El Jockey: un reparto de altura para una película de nivel
La historia, a pesar de ser interesante, no podría sostenerse de no tener a un elenco que dotase de verdad todo lo que sucede, por muy ajeno a la realidad que sea en verdad. Hay tres nombres que destacan con diferencia en esta cinta. Cabe destacar que, al ser una producción hispano-argentina, dos de esos nombres pertenecen a gente de nuestro país. Con ellos dos vamos a ir primero.
El primero es Daniel Giménez Cacho, que interpreta al mafioso Sirena. Este siempre aparece acompañado de un bebé en sus brazos por motivos que desconocemos, pero gracias al intérprete queda naturalizado sin darle más foco del necesario.
Este actor ha repartido su carrera entre producciones nacionales y latinoamericanas, pero con un ojo increíble para ello. Personalmente, le conozco desde hace años, ya que conocía su trabajo en Cronos, el debut en la dirección de Guillermo del Toro (y una película que es más que recomendable). Otros de sus trabajos (entre muchos) son: La mala educación o Familia.
Úrsula Corberó es (de lejos) la persona más reconocible del elenco de esta película. Todo el mundo ha podido verla en las series Chacal o la aún más mediática La casa de papel.
Aquí interpreta a Abril, la pareja del protagonista, por el que siente una preocupación real, pero sin perder un ápice de objetividad sobre lo que quiere lograr. Es la figura catalizadora de la cinta, sin saber hasta que punto sus deseos pueden hacerse reales.
Me he apuntado el nombre de Nahuel Pérez Biscayart en lo más profundo del cerebro. Un intérprete que se acerca cada vez más a trabajar en nuestra industria con ejemplos como Un año, una noche o La mitad de Ana. La actuación de este actor argentino es motivo suficiente para ir a ver la película.
Su trabajo como Remo Manfredini, un jockey superado por sus excesos y que va a poner en marcha unos acontecimientos que cambiarán su vida por completo, es una auténtica delicia. Su mirada nos hace acompañarle por los diferentes derroteros que le suceden, manteniendo una empatía absoluta con él, a pesar de su carácter autodestructivo.
La película es una obra muy entretenida y tiene muy claro lo que pretende contar, por inusual que sea su manera de hacerlo. Tenemos una división en tres actos muy diferenciados. Esta distinción no es algo que aparezca marcado de ninguna manera, pero así se siente desde la butaca.
Vamos a encontrar un mundo donde una suerte de realismo mágico nos acompaña en la narración. Aunque esto podría significar la suspensión de elementos realistas, no es así para nada. De hecho, no perdemos nunca un sentimiento de patética realidad en lo que se nos narra. Esta unión de mundos tan diferentes supone algo muy interesante.
Como comentaba al inicio del artículo, la vida autodestructiva del protagonista es el más simple de los temas a tratar. Asuntos como la identidad de género o la búsqueda de uno mismo son los auténticos asuntos de la cinta. Y dichos asuntos se presentan con toques de hilaridad y comedia, alejando el relato de cualquier sensación de incomodidad o falta de entendimiento. Las cosas se presentan simples y cercanas, cómo tendrían que ser siempre.
Antes de terminar, y como amante de la música, quiero destacar el buen gusto de la elección de temas para su banda sonora. Cada una de las canciones acompaña a las escenas correspondientes otorgándoles un brillo especial, en especial la escena que cierra la película. En este soundtrack podemos encontrar desde clásicos de Carlos Gardel o Astor Piazzola, a temas del padre del director: el cantante y ex-político argentino, Palito Ortega.
Puedo decir, con seguridad, que se trata de una película única se mire por dónde se mire. Que bien no hacer caso a las expectativas, ya pensando en dar con algo bastante mediocre, he encontrado la mejor película que he visto en este año, y así la estoy recomendando a todo el mundo. Una opción muy interesante para ver en la próxima Fiesta del cine.
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Actor y director teatral con veinte años de experiencia a bordo de la compañía Teatro Baypass, que él mismo fundó. Miembro de la organización de la Feria del libro de Parla y técnico de cabecera en Estelar Media. Lee libros y cómics con la misma pasión que disfruta de un concierto o de una buena sesión de cine. ISNI 0000 0005 1808 8693