Póster promocional de Blancanieves. Créditos: Disney.
Hace unos pocos años hubo una moda en cine consistente en reinterpretar cuentos infantiles clásicos, en la cual también tuvo cabida Blancanieves, y además por partida doble: en 2012 coincidieron los estrenos de Blancanieves (Mirror, mirror) y Blancanieves y la leyenda del cazador, llegando esta última a triunfar lo suficiente para tener secuela (El cazador y la reina de hielo) cuyo fracaso paró posteriores secuelas.
Esta nueva versión se englobaría dentro de los remakes que está llevando a cabo Disney de su amplia filmografía de clásicos animados, entre los cuales hay muchos cuentos infantiles. En la ya extensa lista de supuestas nuevas versiones que parecen solo querer pervivir en la nostalgia, únicamente me convenció la de El libro de la selva, si bien sus virtudes sólo facilitaron el camino para el innecesario remake de El Rey León, y su reciente secuela / precuela (funciona de ambas maneras) Mufasa.
Como no hay nada libre de remake (es triste pero es así), mirando ahora al pasado le ha tocado al primer film animado de la factoría Disney, que 88 años después de su estreno (1937) se ve ahora readaptado en «supuesta» acción real (porque no deja de ser la misma animación hiper-realista usada en ejemplos como el remake antes citado de El Rey León) de la mano de Marc Webb, responsable de las dos The Amazing Spider-Man con Andrew Garfield como el superhéroe arácnido de Marvel.
En esta película las protagonistas principales son Rachel Zegler como la joven que da vida al título y Gal Gadot a cargo de la Reina Malvada, siendo una elección dudosa y que recuerda a la sucedida en Blancanieves y la leyenda del cazador en 2012, allí con Kristen Stewart de heroína y Charlize Theron de villana. Y es que a nivel de atractivo, rezuma más la reina malvada, aunque aquí de maldad vaya escueta, que no la supuesta protagonista, representada en este caso siguiendo el patrón de las más recientes princesas Disney.

Blancanieves, de polémica en polémica
Esta película no ha podido evitar (o al menos no se han esforzado en hacerlo) varias polémicas: por un lado Rachel Zegler se ha posicionado a favor de Palestina y Gal Gadot a favor de Israel (de hecho ella es oriunda de allí), teniendo en cuenta el conflicto que atraviesan ambos países en la actualidad. Por unas declaraciones en sintonía a las de Zegler le costó el despido a Melisa Barrera de la séptima entrega de Scream.
La otra polémica en la que se ha visto envuelta ha sido el uso de CGI para realizar los enanos del relato, lo cual generó críticas como las de Peter Dinklage, que acusaba de hipócritas a los de Disney por ser «progresistas» en la elección de Rachel Zegler (de origen colombiano, de cara a congraciarse con la comunidad latina), pero haciendo prevalecer estereotipos sobre la gente con acondroplasia. Al final los enanos ni son reales ni son caricaturas, quedándose a medio camino de ambos conceptos, los que les resta el carisma original (a título personal Gruñón me recordó a Tommy Lee Jones y Mudito a Alfred E.Neuman, la mascota de la revista Mad).
La cuestión es que entre unas cosas y otras eso ha llevado a que el estreno de este film haya sido una «patata caliente» que los Disney no sabían como quitarse de encima, realizando una campaña de promoción bastante inferior a lo que suele ser habitual en ellos, ya que tienen serias dudas de que al final puedan ser rentables los 270 millones de dólares que se han gastado en ella.
El resultado final se puede interpretar más bien como una reescritura del cuento que no una adaptación, con detalles (entre otros) como cambiar al Príncipe Azul por un bandido con ínfulas de Robin Hood, ya que en todo momento intentan ser fieles al original, pero al mismo tiempo ofrecer algo nuevo. Eso lleva a que la película como tal se deje ver, pero acabe siendo tan inocua como beber un vaso de agua, ya que está todo tan suavizado y toda la historia es tan blanca y cuqui que al final no deja ningún poso.
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Crítico especializado en cine y cómic, aunque no tiene problema en lanzarse a leer libros y opinar sobre ellos, siempre de forma constructiva y con educación. Bien conocido en el mundo de la divulgación por su alias, El Chacal, y su blog El Blog del Chacal donde comparte sus reseñas y conocimientos. ISNI 0000 0005 2401 3399



