Cartel de La cena. Créditos: A Contracorriente Films.
Estamos en un momento en que la creación de material original no es tan frecuente y las adaptaciones de otros trabajos abundan cada vez más. La película que nos ocupa aquí es una de esas adaptaciones y ojalá, por medio de este artículo, podamos ayudar a decidir si es de las acertadas. Hablemos de La cena.
Dentro de la gran variedad de adaptaciones, existe un grupo frecuente dentro del cine: las referidas a obras de teatro. Hay que destacar que fuera de nuestras fronteras, es muy raro ver adaptaciones que se aparten de los clásicos más conocidos, mientras que, en España, la variedad es mayor. En este medio podréis encontrar artículos sobre otras obras como Las irresponsables o El método.
Este filme está basado en una obra original de José Luis Alonso de Santos: La cena de los generales (estrenada en 2008). El dramaturgo tiene una de las carreras más longevas dentro de este sector con más de 60 años de trayectoria, lo que le ha permitido ser galardonado con los más prestigiosos premios de la industria. Por mencionar otras de sus obras conocidas: Bajarse al moro (estrenada en 1985) o La estanquera de Vallecas (estrenada en 1981).
Son tres personas las encargadas de llevar a cabo la adaptación de esta breve obra teatral: Joaquín Oristrell, Yolanda García Serrano y Manuel Gómez Pereira. Esta tríada ha colaborado en numerosas ocasiones, sobre todo en muchas de las películas que ha dirigido Gómez Pereira como: Todos los hombres sois iguales, Entre las piernas, o Cosas que hacen que la vida valga la pena.
Un gracioso detalle es que para Joaquín Oristrell esta no es la primera adaptación de una obra de Alonso de Santos, ya que también se encargó de hacerlo para Bajarse al moro, dirigida por Fernando Colomo.
Esta película cuenta con un reparto muy amplio, donde encontramos caras muy conocidas y otras que nos son desconocidas (a un servidor al menos). Nombres como Elvira Mínguez (Clara Campoamor. La mujer olvidada), Carlos Serrano (Soy Nevenka), Carmen Balagué (Aquí no hay quién viva) u Óscar Lasarte (¿Es el enemigo?), comparten metraje con otros como Nora Hernández (Días mejores), Martín Páez (Los años nuevos) o Ferrán Gadea (Bodegón con fantasmas).
Este amplio reparto cuenta con dos nombres más destacados a la hora de interpretar a los personajes que tienen un mayor protagonismo: Mario Casas y Alberto San Juan. Esta pareja es más que conocida dentro del cine patrio, donde ambos han cosechado muchos premios, incluyendo el Premio Goya a mejor interpretación masculina. Podríamos hacer mención de sus trabajos, pero es mejor dedicar el resto del artículo a este último.
La cena: alterando el menú original
Hay veces que la casualidad pone las cosas en camino y, justo antes de tener noticia de la existencia de esta película, he tenido la suerte de volver a leer la obra original. Gracias a ello, puedo hablar con cierto conocimiento sobre cómo ha cambiado la historia en su paso a la pantalla grande.
La característica principal que puedo destacar en este nuevo soporte es algo que siempre se dice del séptimo arte: hay que hacer las cosas a lo grande.
Para empezar, la película cambia un único escenario por todo el Hotel Palace y parte de la ciudad de Madrid. Pero esto es sólo un mero detalle anecdótico, que abre la puerta a otros muchos «aumentos». Aunque anecdótico, es el principal cambio de la película: cambiar la convivencia en la cocina por un espacio mucho mayor y que necesita llenarse con gente.
La trama también se ve ampliada tanto en personajes como en giros de guion. Todo está más enrevesado para crear un tapiz más amplio que acoja sensibilidades actuales.
Muchas de las escenas que en la obra se apuntan ligeramente están desarrolladas en la película. Lamentablemente, muchas de las veces son un añadido simplón que no aporta mucho a lo que estamos viendo.
Hay un par de argumentos que la obra tenía muy presentes y que se pierden dentro de esta ampliación de la película: el primero es la convivencia entre vencedores y vencidos dentro de la cocina. Los dos bandos quedaban muy evidenciados en el texto original y los choques eran continuos, pero en esta película queda todo más diluido entre otras tensiones y el dolor del conflicto queda en un segundo plano.
El segundo es que contábamos con unos personajes llenos de zonas grises, que aquí desaparecen por completo. Al incorporar nuevos personajes, el conflicto queda repartido entre más gente y esos tonos medios desaparecen. Lo que tenemos en la cinta son buenos muy buenos y villanos despiadados, donde Franco ni siquiera es el peor de todos. Todo se reduce a una visión muy maniqueísta del original.
Esto está muy presente en el final del filme, donde conseguimos un cierre que busca sacar una sonrisa en el espectador, pero busca una continuidad absurda fruto de una auténtica casualidad que, históricamente, sabemos que es un imposible.
Aún con todo esto, tenemos una película entretenida durante todo su metraje, que se centra en crear una caricatura del conflicto, pero se mantiene neutral en su desarrollo para no mancharse demasiado llamando a las cosas por su nombre.
No es un reflejo fiel de la genial obra original, aunque es un entretenimiento interesante para disfrutar cualquier tarde, ya sea en el cine o en casa, cuando sea la ocasión. Eso sí, si existe la oportunidad de ver la representación teatral, no vendría mal dedicarle nuestra atención.
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Actor y director teatral con veinte años de experiencia a bordo de la compañía Teatro Baypass, que él mismo fundó. Miembro de la organización de la Feria del libro de Parla y técnico de cabecera en Estelar Media. Lee libros y cómics con la misma pasión que disfruta de un concierto o de una buena sesión de cine. ISNI 0000 0005 1808 8693