Cartel de No estás loca. Créditos: Relabel Comunicación.
Hay trabajos que no son fáciles de visionar, pero son todavía más complicados de llevar a cabo. No hablo de lo compleja que pueda resultar su realización, sino de la temática que abordan. Hablemos de No estás loca.
Me veo obligado a insistir en el hecho que el documental del que vamos a hablar no es fácil de ver en absoluto, pero nada más llegarme la noticia de su existencia, supe que era algo que necesitaba ver.
El tema del que se trata aquí (y que llega en un momento del año más que adecuado) es el de la violencia vicaria. Un término que ha ido cobrando una importancia cada vez mayor y que mucha gente no termina de comprender que significa (o se pitorrea de ello sin ningún atisbo de compasión).

¿Qué es la violencia vicaria?
Como ya comentábamos, el término ha ido ganando fuerza con el paso del tiempo y es conveniente dejar claro a que se refiere. Violencia vicaria es aquella donde una mujer sufre daño al utilizar a sus seres queridos y en especial, sus hijos e hijas contra ella.
La dirección de este trabajo está en manos de la directora e intérprete María Bestar. Esta artista de amplia formación cuenta en su filmografía con un cortometraje del año 2023 (escrito, dirigido e interpretado por ella), que comparte el mismo título que este documental, ya que nos presenta la dramatización de un caso de violencia vicaria.
La cinta cuenta con un grupo formado por conocidos actores que se encargan de leer citas de los Derechos del Niño. Una gran aportación que apoya el resto del metraje pero que no es el foco principal del asunto a tratar.
Sumado a estos insertos, podemos ver extractos del cortometraje original que mencionábamos anteriormente, y que nos ayuda a transitar por las diferentes etapas dentro de ese infierno.
Pero el auténtico alma de este documental son los más de 40 testimonios que se recogen a lo largo de su metraje. No se trata sólo de figuras expertas a nivel social o judicial, que son tremendamente relevantes también: el trabajo de María Bestar es dar voz a muchas de las víctimas de esa violencia vicaria, ya sean mujeres o hijos e hijas de maltratadores (siendo el más conocido el de Juana Rivas).
Es una auténtica heroicidad la increíble fortaleza que demuestran todas y cada una de las víctimas (muestren o no su rostro) a la hora de compartir su historia ante la cámara. Muchas de sus miradas parecen llenas de esperanza, quizá sintiendo que narrar su sufrimiento servirá para que una crueldad así deje de suceder.

No estás loca: hay un grave problema sobre el que trabajar
Este es un documento que te afecta con tener un mínimo de empatía. Mi circunstancia personal resultó en notar un sentimiento de rabia constante al visionarlo. Una rabia que sentí natural al formarse la que quizá sea una cuestión clave: ¿En qué cabeza cabe hacer daño a un menor por causar sufrimiento? ¿Qué clase de persona desalmada haría eso? O peor aún: ¿Por qué aumentan cada vez más los casos de violencia vicaria?
Estamos ante una cinta que actúa como crítica severa al sistema judicial. Critica severa y muy necesaria, todo sea dicho. Gracias a los testimonios que se ponen ante nuestros ojos vemos que vivimos con un sistema judicial cómplice donde los menores no están protegidos de ninguna manera ante semejantes demonios.
Es cierto que hay mucho en lo que trabajar como sociedad, pero es de una urgencia capital erradicar un sistema (a todas luces fallido e injusto) donde se comete la injusticia de proteger al diablo que causa dolor, al mismo tiempo que se revictimiza a quien sufre.
Hubo una frase que se me quedó grabada mientras visionaba este trabajo: el sistema, aún sabiendo que había fallado, no pide perdón en ningún momento. Esta es la clara señal de que hay una falla, no sólo en el sistema judicial, sino como humanos en particular.
Está claro que hay que realizar una serie de cambios estructurales a todos los niveles, pero es prioritario que la mirada acusadora cambie de lado: hasta que no señalemos con contundencia a los agresores y protejamos de manera real a las víctimas, no cambiará absolutamente nada.
Esta es una tarea muy difícil viendo la enorme cantidad de productos audiovisuales que llegan a nuestras manos donde se justifica a terribles asesinos seriales como, por ejemplo, todos aquellos que Ryan Murphy hace protagonistas de sus trabajos.
Un documental, en mi sincera opinión, de obligado visionado. Es necesaria la crudeza de este trabajo (cruel porque es la realidad a la que se enfrentan muchas personas día tras día) para ver si se consigue abrir los ojos de manera real y conseguir cambios que supongan un verdadero avance.
Gracias, María Bestar por este trabajo. No voy a parar de recomendarlo para que pueda verse en todos los centros educativos. Hay que decir las cosas de manera clara y con fuerza tal y como tú lo has hecho.
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Actor y director teatral con veinte años de experiencia a bordo de la compañía Teatro Baypass, que él mismo fundó. Miembro de la organización de la Feria del Libro de Parla y técnico de cabecera en Estelar Media. Lee libros y cómics con la misma pasión que disfruta de un concierto o de una buena sesión de cine. ISNI 0000 0005 1808 8693



