Poster de M3gan 2.0. Créditos: Universal.
Después de ver M3gan 2.0, una secuela la mar de disparatada y desvergonzada, queda claro que el mensaje subyacente que ya impregnaba la primera entrega continúa presente (¡cuidado con la inteligencia artificial, que no sea autoconsciente por los peligros que pueda acarrear!), pero cualquier leve atisbo de continuación genérica enseguida se diluye.
Ya de por sí la película previa no es que fuera muy innovadora que digamos: con una propuesta que podía recordar a la de Muñeco diabólico (sobre todo a la del fallido remake de 2019), con ciertas gotas de otra muñeca diabólica como es Annabelle, de la saga homónima (no en vano su creador, James Wan, fue productor tanto del anterior film como de éste) al final venía a ofrecer una mezcla satírica con humor negro digna de Black Mirror, más la moraleja antes citada.
La película inicial fue bastante rentable (con un presupuesto de apenas 12 millones de dólares recaudó en cines 180), por lo que una secuela era previsible, aunque no lo era tanto ver el giro radical que le dan a esta continuación. Quien espere que siga siendo una película de terror más vale que espere sentado: aunque vuelve a insistir en el mismo mensaje de precaución ante el auge de las inteligencias artificiales, el esquema ya no es de Muñeco diabólico sino que es…¡Terminator 2!
La historia nos devuelve a Gemma (de nuevo a cargo de Alison Williams), que tras su traumática experiencia con M3gan de la primera película, es una firme defensora de que la inteligencia artificial tenga supervisión gubernamental, y cuantos más controles y regulaciones oficiales mejor, para intentar contrarrestar su aplicación desenfrenada y maliciosa. A su cargo sigue estando su sobrina Cady (Violet McGraw), una adolescente cuestionada pero bastante hábil en programación.
M3gan 2.0, el terror dando paso al disparate
Pero la tecnología usada para crear a M3gan es robada y usada para concebir un arma secreta, una espía androide llamada Amelia (interpretada con robótica expresividad por Ivanna Sakhno). Cuando la misma toma conciencia de sí misma (y no pasa mucho rato, la verdad sea dicha) se convierte en un peligro potencial, por lo que las autoridades obligan a que Gemma, muy a su pesar, resucite a M3gan.
De todas formas sería más bien a volver a dotarla de cuerpo, porque ya la primera entrega dejaba claro que se había quedado subyacente dentro de la tecnología de la casa donde viven la protagonista y su sobrina. Y ahí está la más que evidente similitud con Terminator 2: una robot en inicio villana y ahora héroe a su pesar, contra una robot todavía peor, en una trama con trazas de Misión imposible para intentar compensar la evidente falta de sorpresa que toda secuela lleva aparejada.
La total ausencia de terror en M3gan 2.0 puede jugar en su contra, decepcionando a los que vayan a buscar eso, pero si se entra en su desvergonzada propuesta (con un guion autoconsciente de que es un total disparate, lo cual se hace bastante evidente en su tramo final), el espectador puede pasar un rato más o menos entretenido.
De todas maneras el hecho de aumentar su metraje respecto a la cinta previa (de 102 a 119 minutos) no la hace mejor sino más redundante respecto a la moraleja que ya dejó clara la primera entrega: cuidado con las inteligencias artificiales. Es por ello que, sin nada nuevo que contar, opta por un volantazo en su esquema argumental que puede no ser del agrado de todos.
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Crítico especializado en cine y cómic, aunque no tiene problema en lanzarse a leer libros y opinar sobre ellos, siempre de forma constructiva y con educación. Bien conocido en el mundo de la divulgación por su alias, El Chacal, y su blog El Blog del Chacal donde comparte sus reseñas y conocimientos. ISNI 0000 0005 2401 3399