Así de encantador posó Ibáñez para mí. Un señor la mar de amable.
Así de encantador posó Ibáñez para mí. Un señor la mar de amable.

No recuerdo quién, y hago gala de mi ignorancia para que os podáis mofar, dijo que la inspiración venía estando ocho horas delante del papel. Cuando entrevisté a Ibáñez dijo que su secreto era no levantar el culo del asiento, y tenía toda la razón (pero en fin, es Ibáñez, claro que tenía razón y además era muy amable).

Algunas personas son genios, siempre brillantes y que nunca se equivocan. No, es mentira, solo Superman es así y de hecho solo en ocasiones. Nadie es siempre fantástico, todos podemos confundirnos, tener un mal día y haber errado, pero lo que importa es que seas capaz de hacer un buen trabajo siempre.

Ese es el punto. No se trata de ser brillante, consiste en ser capaz de hacer bien tu trabajo aunque este salga mal. Sencillamente ser profesional y conocer bien qué debes hacer, así cuando las cosas se tuerzan tu brújula estará centrada y te dirá por dónde ir.

Un ejemplo, muy sencillo de entender además, es el cómo los periodistas nos preparamos un artículo y qué sale después. A la hora de escribir te documentas, tomas notas (a veces enguarras una libreta igual que un niño de cinco años), consultas fuentes y estructuras en la cabeza la narrativa que usarás. A veces te sale muy bien y otras sencillamente sale, pero si conoces tu trabajo en ambos casos lo que tendrás será un artículo en el que habrás cumplido con profesionalidad.

Hace tiempo el director de un periódico en el que colaboro me pidió que hiciera un reportaje sobre Fernando Urdiales, director teatral que había fallecido poco tiempo antes. Aunque soy periodista cultural no estaba realmente al tanto, por suerte había visto alguna representación de la compañía (Teatro Corsario) y por algún motivo divino que siempre agradezco me resulta bastante sencillo llegar hasta las fuentes y tener declaraciones. Me organicé, leí, consulté el trabajo de otros compañeros y finalmente me puse a escribir. Para mí es uno de textos que más me ha gustado, sencillamente encajó todo muy bien, y el imborrable recuerdo de Fernando Urdiales (así se llamaba) me hizo recibir varios cumplidos. De algo que desconocía (o más bien conocía poco) hice algo de lo que estoy orgulloso, y todo por seguir los sencillos pasos de siempre.

Captura de la versión digitalizada del artículo.
Captura de la versión digitalizada del artículo.

Si te atascas usa lo que yo llamo un “sota, caballo, rey”, que viene a ser que no te compliques y vayas a lo seguro. Lo que te funcionó en el pasado puede hacerlo de nuevo, y si no estás especialmente inspirado usa las herramientas que aseguren que el resultado va a ser bueno, quizá no brillante (la perfección está al alcance solo de los personajes de ficción) pero sí bueno.

Ese es el mensaje: no tienes que ser brillante siempre, pero sí lo suficientemente bueno para cumplir aunque se dé mal.

2 comentarios en «Ser bueno vs Ser brillante»

  1. Gracias por este artículo tan útil, Doc. Aunque no quede otra que seguir currándoselo, anima mucho. Y me ha gustado leer la entrevista a Ibáñez, que no te la conocía.

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