¿Rueda de prensa? ¿Qué hago? ¿Cómo se habla con esos tipos de libreta y grabadora?

Al igual que a cualquier otro periodista me ha tocado comerme muchas ruedas de prensa, unas más divertidas que otras, y organizar otras tantas. Este show, por llamarlo de alguna forma divertida, se hace para dar una información a los medios en vivo y en directo, facilitando así el trabajo y posteriormente respondiendo a las preguntas de los asistentes (así que no, lo que hace Mariano Rajoy no es, al menos para mí, una rueda de prensa).

Bien, a la hora de enfrentarse a esto (si eres el que hablas, cuando organizas es distinto y será para otra entrada) hay dos o tres secretos que nunca viene mal saber. No os voy a engañar, y realmente todo esto viene en gran medida por una cita que hace poco Enrique Cornejo, empresario teatral a cargo del Teatro Zorrilla, llevó a cabo y mientras iba detallando la nueva programación pensé “joder, qué bueno eres Enrique”. Y un poco después vino el de “de esto me hago una entrada”, y aquí estamos.

Lo mejor es que os cuente qué hizo, y el que sea un pelín avispado sacará por si mismo las conclusiones (y si no, que pregunte, que esto es una consulta abierta).

Enrique Cornejo recibió a los medios con un café, y unas pastitas, antes de dar comienzo a la rueda de prensa. Charlando así de forma distendida y tranquila, adelantando algo de lo que iba a contar luego y, esto siempre, dando las gracias y saludando a todos.

Tras esto, y ya en la sala de prensa, preguntó quién de los presentes era redactor y él mismo repartió los dossieres pertinentes, aunque posteriormente se fuera a enviar al correo electrónico de cada uno, y entonces se sentó, mirando directamente (y no a través de una pantalla) a los periodistas y comenzó a hablar.

Tranquilo, relajado, educado e incluso algo chistoso (lo que nunca viene mal), fue contando los espectáculos y artistas que iban a ocupar el Teatro Zorrilla durante las Ferias y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo. En todo momento abierto a que se le preguntara cualquier duda, y al finalizar teniendo siempre un rato para hablar personalmente con cualquier informador que hubiera en la sala para darle las declaraciones precisas.

Y todo esto, ataviado de forma impecable con una americana y una pajarita (yo soy más de corbata).

Ahora, sacad vuestras conclusiones.