Davile Matellán. Ejemplo de alguien emprendedor en toda regla. La foto se la hice para uno de los primeros números de la revista.
Davile Matellán. Ejemplo de alguien emprendedor en toda regla. La foto se la hice para uno de los primeros números de la revista.

“Yo soy emprendedor”. Hace unos años esta afirmación hubiera desencadenado una tanda de preguntas, quizá algo de extrañeza y muy posiblemente bastante escepticismo de la gente que la escuchara. La idea de crear algo desde cero en una época de bonanza no es del todo comprensible, era un momento en el que las grandes compañías eran cada vez más grandes, en que se hizo padecer a toda una generación una enfermedad llamada “titulitis”, y en que se apostó más por apilar piedras de color naranja que por un fomento de la cultura.

Lo hemos pagado caro. Más de lo que se pensó, es esta la consecuencia de crear medidas para el rápido enriquecimiento, y no decidir que el futuro está en manos de la gente que lo vivirá. Levantar algo desde cero, y perdón por repetir estas palabras, es complejo y difícil, pero más lo es el lograr hacerlo cuando el contador está en negativo.

Pero eso fue entonces y esto es ahora. Las cosas han cambiado, en unos aspectos a mejor y en otros a peor. Uno de los buenos es que cada vez más gente se lanza por la ventana, en sentido figurado, para dar forma a sus ideas y lograr vivir de ellas. Eso es ser emprendedor. No es una profesión, esa es una mentira muy extendida y un tópico, es una elección que muchas veces se hace sin darse uno cuenta. Uno es dibujante, o actor, o cocinero, o el oficio que su alma pida que desempeñe, y además es emprendedor. No siempre va de la mano, y muchas veces lo uno no es más que consecuencia de lo otro.

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Ahora podemos hablar de periodismo. Se dice que está en crisis, pero no es cierto, es otro tópico y otra mentira más. El periodismo no está en crisis, muy probablemente esté viviendo su mejor momento como han expresado Carlos Aganzo o Andrés Rodríguez (directores de El Norte de Castilla y Esquire, respectivamente). Ahora mismo hay más información que nunca y jamás ha sido tan fácil llegar hasta ella. Las diferentes ideas y reflexiones sobre un hecho están, de forma literal desde un Smartphone, al alcance de la mano y lo que sucede en la otra punta del mundo lo sabemos al instante. Las redes sociales, con Facebook y Twitter a la cabeza, se han convertido en estandartes de la libertad de expresión y de una comunicación real, cierta y plural.

Lo que falla es la industria. Las grandes empresas corporativistas, los grandes imperios mediáticos están en un mar por el que no saben navegar. Han intentado desplegar sus armas, primero mostrando un claro menosprecio hacia los periodistas digitales (término que no quiere decir realmente nada), después con un ataque hacia las informaciones encontradas desde Internet, finalmente intentando subirse al barco pero las piedras y quema de bruja que orquestaron son las mismas que ahora se han vuelto en su contra. Los periódicos siguen peleando por que sus contenidos generalistas (todos) interesen a personas que ayer pudieron leerlo en una web, las televisiones no terminan de hacer sus emisiones en un on-line real (¿acaso importa verlo en una pantalla o en otra?), y la radio por suerte rápidamente entendió que lo relevante es que se escuche su voz y que el dispositivo es lo de menos.

Participando en las "I Jornadas de Periodismo Emprendedor" que organizó la APV.
Representando a La Encuadre en las “I Jornadas de Periodismo Emprendedor” que organizó la APV.

Todo esto ha hecho que un gran número de periodistas, con o sin carrera (que tampoco es lo que marca de qué es capaz cada uno), que decenas de divulgadores de contenidos especializados, que jóvenes (y no tanto) con ganas de contar qué está pasando, se lancen a hacerlo. Una nueva forma de crear que es mucho más cercana al periodismo en su concepción clásica, mirando de frente al lector y amigo, siendo su guía y no su maestro. Sencillamente se ha democratizado el sector, y lo que antes era una elección entre unos pocos canales ahora es entre miles de ellos. Nadie tiene razón, y nadie está equivocado. Esa es una decisión que ahora está, de nuevo, en manos del usuario y el profesional de la comunicación es solo uno más, no el semi dios que vive en una torre de marfil como lo fue durante mucho tiempo.

Nadie puede decir qué pasará en un futuro. Hace veinte años no se podía imaginar que sería tan sencillo hablar con tu hermana en Londres, menos todavía que desde un aparato más pequeño que un gatito podría saber qué está pensando el Dalai Lama. La tecnología siempre va a más y no a menos. El periodismo vive siempre pegado a estos avances, hoy han hecho que exista un gran número de periodistas emprendedores (quizá inquietos sería un término mucho más adecuado). De ellos son los años que están por venir.

Sentaos y encended vuestras pantallas.

Me interesa el futuro porque es el sitio donde voy a pasar el resto de mi vidaWoody Allen.

2 comentarios en «Anotando en una tablet (o unas ideas sobre el Periodismo Emprendedor)»

  1. No sé si esto es sobre emprendedores, pero al leerlo me surgen ideas para comentar… que igual son más para un café que para otra cosa, (por eso de que cara a cara se entrelazan más temas y la 1ª idea termina siendo aún más interesante) pero qué más da…
    Mola la foto homenaje a los 3 monos con el mismo personaje montado en B/N… sé que serán técnicas de fotógrafo profesional, pero queda muy chulo 🙂
    Me gusta esa comparación con el origen del periodista hablando de tú a tú con el lector, un poco en plan Larra en sus artículos. Además creo que esa apuesta por personalizarse en vez de impersonalizarse tiene éxito y razón de ser precisamente por otra cosa que se comenta: ya no hay 3 canales donde informarse, hay 3000.
    Es tan fácil, tan fácil llegar a la información que a veces nos llega incluso sin pedirlo, nos sobrepasa y nos abruma. Al margen de ideologías políticas y cómo nos quieran vender la moto unos u otros, la gente debe elegir a quién seguir, quién quiere que se lo cuente. Del mismo modo que se sigue antes el consejo de un amigo que el de un libro de 300 páginas, creo que apostar por contar las cosas estableciendo una interrelación con el lector es clave. Estamos en un momento en el que interactuar es fundamental.
    Yo no solo quiero leer, quiero opinar y contestar al comentario, como si estuviera discutiendo una peli con unos amigos en plan fórum.
    La duda que me entra aquí es… ¿si se tiende a eso, no será difícil realmente ser objetivo e imparcial y no entrar al trapo?

  2. Interesante y mucho lo que preguntas. La objetividad no existe, solo podemos ser lo más objetivos que podamos, que ya es mucho pero ser totalmente imparciales y objetivos es imposible para cualquier ser humano.

    Con esto claro, el género que más objetivo e imparcial se supone es la noticia, noticias que ahora la gente consume a través de otras vías. ¿Tiene sentido seguir dándolas el día después en papel? Eso es hoy en día un error, y poco imparcial cuando realmente puede informar al momento y decides retrasarlo.

    Quizá la solución sea empezar a volcar más reportajes y entrevistas, centrarse en temas y personas, no solamente en hecho y sin duda volver a escuchar al lector (y dejar de culparle).

    También hay que distinguir una cuestión, y es que tú puedes opinar sin entrar al trapo y caer en la total imparcialidad.

    Quizá debería valer más la honradez y la veracidad que la búsqueda de una objetividad y una imparcialidad que son totalmente imposibles.

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