Hace poco un buen amigo me pedía que le recomendara por Twitter a fin de aumentar seguidores, algo muy normal y sin más, yo le dije que sin problema (además que se lo merecía) pero que si quería tener más gente lo que debía hacer era dar valor.
¿Porqué alguien debe leer qué hago y digo? O más importante, y sencillo, ¿tú seguiría tu propia cuenta? Si la respuesta a esto último es un no, entonces ponte a pensar que algo está fallando. Si no te parece que aportes algo, te aseguro que a los demás les pasará exactamente lo mismo. Da algo, y además luego recibirás mucho más.
No tienes ninguna obligación de hacer que cada tuiteo sea una joya o una auténtica perla de sabiduría, que todos somos personas y nos gusta bromear con los amigos, pero seguramente tengas conocimientos sobre algo y puedas compartirlos con los demás.
Cada uno tiene un campo en el que ha profundizado más que los demás, no hay una norma específica de cómo hacerlo o cada cuánto (aunque os prometo que sí hay artículos al respecto), y en el que tenemos mucho que aportar. Quizá tu caso sea que te gustan las series de los años sesenta, o que te apasiona la comunicación o puede ser que se te dé bien descubrir buenas canciones (vale, estas cosas en concreto son mías, pero cada uno en su mundo), y a otra mucha gente esto le puede resultar interesante y puede ser que útil, así que comparte sin dudar. Compartir es gratis, satisfactorio, te llena y hace que ayudes (o entretengas) a los demás, ¿no te parece suficiente motivo para hacerlo).
Dar valor a tus contenidos, y no ser solo palabrería vacía, tiene además la graciosa consecuencia de que querrás saber más para aportar más. Esto conllevará que leas, investigues y amplíes tus conocimientos. A mí me pasa, cada día y cada semana que tengo que escribir en este blog, tengo que pensar qué os comento, si puede o no ser útil y el cómo hacerlo ameno (con la añadidura de que intento basarme en mi experiencia para ser algo que conozca de primera mano).
Aporta a los demás, y vas a descubrir que ellos te aportan mucho más.
