Vamos a ser sinceros: la historia que cuenta Zootrópolis no es nueva. Una jovencita de un pequeño pueblo llega a la gran ciudad para vivir su sueño, pero las cosas no son tan sencillas y tendrá que demostrar ante todos (y ante ella) su valía.
¿Os suena?
Además lo que quiera esta chica, o coneja, es ser agente de policía y lo será, llegará a ser el primer oficial conejo de la historia pero eso solo es el principio, todo lo complicado está por venir.
Lo dicho. Una historia que todos hemos visto ya muchas veces, pero no hace falta que algo sea nuevo para esté bien hecho y Zootrópolis se aprovecha de todos esos tópicos que el espectador ya conoce para usarlos a su favor en una trama divertida y totalmente orgánica.
Esto se sostiene por unos personajes bien diseñados, quizá algo planos pero efectivos, con unas actuaciones de prestigio detrás entre las que destacan Idris Elba y J.K Simmons. como el alcalde de la ciudad que da nombre a la película.
Una localidad que en la que las diferentes especies animales conviven en paz tras haber evolucionado y dejar atrás su pasado más salvaje; así todo está adecuado para que tanto hamsters como leones o zorros puedan vivir su día a día sin faltar algunos ajustes para que todo les sea más cómodo.
De hecho bien puede decirse que la ciudad es un personaje más, con sus propia personalidad y un trabajo de diseño detrás realmente importante en el que nada queda al azar. Como recomendación al espectador os sugiero que intentéis fijaros en los pequeños detalles de fondo, realmente es ahí cuando Zootrópolis se muestra como un sito lleno de vida igual que puede ser Barcelona o Milán, o cualquier otra ciudad del globo.
No hay que dejar de lado los ingeniosos diálogos, cierta auto crítica de Walt Disney (que no duda en reírse de sí misma), gags bien desarrollados y un gran número de referencias que van desde El Padrino a Breaking Bad pasando por Frozen y Big Hero 6 e incluso la fábula de La zorra y las uvas.
Sin duda una película que va a llevarse muy buenas críticas y que está llamada a convertirse en visión obligada para todos los amantes del cine de animación.
