OLYMPUS DIGITAL CAMERAUn paseo por Savile Row
Texto y fotografías de Doc Pastor
Asistente, Marta Beren

Pasear por Savile Row es desaparecer del mundo. En el momento en que entras en esa pequeña calle, todo se convierte en humo. El Londres ruidoso y lleno de gente deja de existir, allí todo es paz, calma y ante todo, estilo. No hay mejor palabra para definir a esta zona que esa, estilo. Es lo que marca todo. Ya desde el primer número en el que está la mítica Gieves & Hawkes, que con más de dos siglos de experiencia a sus espaldas sigue siendo hoy en día una de las más seguras apuestas para todo el que quiera vestir bien.

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Caminar entre sus paredes es casi un sueño, en el que cualquiera puede perderse entre telas de calidad, abrigos de un acabado exquisito, y por supuesto con la libertad total de pedir consejo en la búsqueda de nuestra prenda perfecta. Incluso si no se está pensando en adquirir nada, es también una visita muy recomendable ya que al dejar atrás la recepción y la sastrería, podremos subir a la segunda planta. Es allí donde está la Tea Room, en la que atienden a algunos de sus clientes más importantes, y la exposición de vestimentas militares que con orgullo conservan como muestra del respeto a su pasado, por supuesto incluyendo un busto de James Watson Gieve.

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También se da la mano el pasado con el futuro en Dege & Skinner, veterano negocio familiar fundado en 1865, en cuyo escaparate lucen con lugar propio trajes y americanas con acabados bien actuales, siguiendo las tendencias de los últimos tiempos aunque por suerte sin caer en alguno de los absurdos que ha marcado la moda en este último lustro. A primera vista nada haría pensar que realmente el sistema de trabajo sigue siendo el mismo que en el pasado siglo, totalmente manual, hasta que uno baja a la planta inferior, que es libremente accesible desde la calle, para ver a los sastres y sus aprendices tijera en mano. Quizá ya no vayan con corbata y chaleco, en su lugar hay una chica con el pelo rojizo y un joven con una camiseta negra, pero eso solo son simples detalles más anecdóticos que otra cosa. El cariño y el amor por el trabajo bien hecho sigue permanece perenne.

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Años, décadas e incluso siglos… Parece que en Savile Row no hay espacio para lo novedoso, aunque el estilo siempre lo es, y todo está reservado para las familias fundadoras. Por suerte esta es solo una visión superficial y rápidamente vemos que no es así.

Ray Stowers.
Ray Stowers, fundador de Stowers Bespoke.

Stowers Bespoke, en el número 13, solamente lleva siete años según explicó Ray Stowers, fundador y director. Ubicada en un piso inferior, entramos para encontrarnos de lleno a uno de sus trabajadores revisando patrones de telas y al fondo el escritorio desde el que Ray Stowers domina su pequeño, pero creciente, imperio. A pesar de la juventud de su firma ya cuenta con clientes de relevancias, como ciertas familias de Qatar de las que no puede indicarnos más por una simple cuestión de respeto hacia ellas. Estilo y respeto, dos palabras claves en Savile Row.

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Charlando sobre sus productos más demandados aclara que realmente hacen de todo, desde prendas trabajadas con vidrio para que así brillen más a pesar de que las haga más pesadas, a manufacturar cuero y vestidos para mujer, como un precioso corte rojo que nos enseñó. En sus propias palabras hacen “everything, for everyone”, incluyendo botones con cristales de Swarovski que nos enseña como uno de los encargos que más podrían llamar nuestra atención.

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Pero si te gusta apostar por algo más clásico, o incluso si entre tus deseos está el ser uno de los sastres que vestirá a la élite del futuro, tienes que parar aunque solo sea por un momento seis números más allá, en el 19. Allí un placa indica que está la Savile Row Academy, con el eslogan “The Pinnacle of Sartorial Excellence. Training the Elite Tailors of the Future”, parte del buen trabajo que hacen en la muy reconocida Maurice Sedwell Bespoke Tailors.

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Esta veterana casa fundada en 1938 llegó a Savile Row en 1963, mismo año en el que Londres vio por primera vez a su emblemático Doctor Who, primero en el portal 9 y hoy en el 19, en un local ciertamente más grande en el que poder atender con la mayor presteza a sus clientes. Aunque desde 1988 el buen nombre de Maurice Sedwell está en manos de Andrew Ramroop, largo tiempo empleado de la firma y hoy su máximo responsable.

 Andrew Ramroop nos recibe en Maurice Sedwell.
Andrew Ramroop nos recibe en Maurice Sedwell.

Elegante en sus formas y ademanes, además de en su vestuario, nos comenta que no es posible hacer fotografías al taller ya que sus sastres no estarían cómodos, ellos buscan la perfección y no podrían mostrar sus piezas antes de que estén acabadas. Pero aunque esta petición no pueda ser satisfecha, nos atiende encantado y nos comenta que para ellos cada traje es único, igual que las personas, por eso están todos personalizados al gusto del cliente, con quien hablan y charlan para poder tener la mayor información sobre cómo es y qué quiere.

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Para él, lo que hace a Maurice Sedwell diferentes son su suit design, cut y sin duda alguna el ser handmade. De hecho cada cliente tiene su propio patrón, nos cuenta con la fortuna de enseñarnos uno en el que vemos el conocido nombre de Samuel L. Jackson, aunque este nombre y el de Komla Dumor (presentador de la BBC, tristemente fallecido) son los únicos que nos deja conocer ya que por respeto a la intimidad de sus compradores no puede desverlárnoslos.

Un detalle del patrón para Samuel L. Jackson.
Un detalle del patrón para Samuel L. Jackson.

Aunque de sobra conocíamos la respuesta, no pudimos evitar preguntarle qué es más importante en su opinión, si la moda o el estilo: “Style, absolutely”, dice sin que nos dé realmente tiempo a terminar de enunciar la cuestión. En esto mantiene la misma visión con el resto de sus compañeros de oficio, ya que en sus propias palabras si tienes estilo, siempre irás bien vestido.

Y lo cierto es que tiene razón. Cualquier lector podrá pensar en esta máxima y venirle a la cabeza nombres como Frank Sinatra, Michael Bublé, Patrick Macnee o Dean Martin que demuestran (con creces) que si tienes estilo, lo demás no importa.

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