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Los miembros de lo que conocemos en España como “Patrulla X” han demostrado ser una de las creaciones más rentables del mundo del cómic. Decenas de títulos, nuevos personajes, tramas que duran por años y se complican. Es realmente difícil quedarse solo con uno de estos héroes (y villanos), cada uno tiene su encanto pero la verdad es que desde que Lobezno hizo su primera aparición (1974) ya apuntaba maneras y cuando pasó a ser parte del grupo fue solo cuestión de tiempo.

Es el antihéroe con más carga heróica de todos. Un pasado que le atormenta, y que durante mucho tiempo era desconocido, unos poderes que le pueden traicionar en cualquier momento (haciendo que se convierta en un animal) y unas amistades que en gran medida son de una honradez muy dudosa. Es imposible que no te guste, todos los tópicos que nos conquistan, todo lo que hace que “el malote” nos encante, se dan cita en su figura. Pero no se queda solo en eso, ya que con el paso del tiempo los guionistas han sabido hacerle evolucionar, pasar de ser poco más que un hecho comercial (esa época en que iba de cómic en cómic para aumentar las ventas) a ser todo un pilar del Universo X.

Es cierto que Hugh Jackman no es exactamente este Lobezno. Gran parte de la caracterización que se dio a su interpretación en “X-Men” (2000) parecía corresponder más bien a Cíclope (un personaje al que vilipendiaron totalmente). Era evidente que el auténtico protagonista y centro de la trama era él, además de pasar poco a poco a ser ese indómito líder que debía ser James Marsden, e incluso varias actitudes que debían atribuirse a este. Pero funcionó, esa era la clave. A pesar de las claras diferencias con el cómic, su mayor altura, ser mucho más pacífico y suave que el original, pero la buena elección de su actor y la habilidad de Bryan Singer a los mandos, lograron crear una nueva idea de este héroe, que no era el de siempre pero por otro lado llegaría a ser igual de icónico.

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Tras tres películas de la franquicia inicial, una de la fracasada “X-Men orígenes”y la primera de “X-Men: Primera Generación” llega “Lobezno Inmortal” en la que el australiano regresa a este personaje, demostrando que ya es suyo para siempre y es que el haberle dado vida en todas las anteriores producciones hace que se haya metido totalmente en la piel, que no traje, de Lobezno.

Esta nueva historia sucede tiempo después de “X-Men: La decisión final”. No sabemos qué ha sido del resto de miembros del equipo y nuestro protagonista es muy distinto del que dejamos entonces. Ya no es el héroe de antaño, ahora es un hombre atormentado por haber tenido que terminar con la vida de su amada Jean Grey, quien está siempre en sus pensamientos (de forma casi literal). Un ermitaño (quizá sería mejor decir un ronin) que vaga por el mundo intentando poner paz a su alma, dejar atrás su pasado y que su vida inmortal pase sin volver a terminar con la de nadie.

Pero no va a ser tan sencillo. Su camino se cruzará con el de una joven, Yukio, que dice representar a un magnate japonés llamado Kenuichio Harada (Will Yun Lee), al que salvó la vida durante la Segunda Guerra Mundial. Ahora, en las puertas de su muerte, este quiere devolverle ese regalo quitándole el peso de la inmortalidad que carga sobre sus espaldas. Y lo hará con su permiso o sin él, contando con la ayuda de una malvada mutante (y genio ciéntifico), una bella mujer llamada Víbora.

Aunque sus intenciones no parecen las más nobles, fallece antes de poder ver su obra llevada a cabo. Durante el funeral Logan se lanzará a luchar contra los yakuza (mafia japonesa) para proteger a la nieta de Harada, Mariko (eterno amor de Lobezno en el cómic, que interpreta Tao Okamoto). Desde ese momento lo que había empezado como un simple viaje para honrar a un viejo amigo, se convierte en una lucha por su vida y la de la joven.

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Esta película logra hacer que dejemos atrás el mal sabor que nos dejó “X-Men orígenes: Lobezno”, devuelve el orgullo al personaje y además con el acierto de no hacer excesivo al personaje, que si bien es el protagonista no es el único que mueve la trama (lo que hubiera sido un error en este caso). También es el nexo de unión entre los distintos títulos de los mutantes en el cine, siendo el pistoletazo de salido para esta nueva etapa y la antesala de los acontecimientos de “X-Men: Días del futuro pasado”.

Pero más allá de la simple cinta de acción, muy bien llevada y con gran ritmo, se esconde una historia mucho más profunda sobre el dolor, el amor, el perdón y la redención.

El dolor por haber terminado con la vida de Jean Grey, el último ataúd a una existencia llena de muertes (muchas sin sentido) y que quebró por completo su espíritu.

El amor por ella, por todo lo que fue, lo que pudo ser, lo que era y lo que no jamás llegaría a ser. Una mujer que había sido poseída por su poder, que rechazó todo por lo que había luchado y que con su último aliento le pidió que la matara. Y eso le destruyó.

Pero también por la presencia de Mariko, quizá la puerta a un nuevo mundo, a encontrar el perdón si se permite amarla, si deja por fin atrás a Jean Grey. Antes de poder amar tendrá que perdonarse a sí mismo.

Y al final la redención.

Escrito originalmente en el MEW Magazine

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