Hay dos caras. Una buena y otra menos buena, y conviene que conocer ambas antes de lanzarse a la piscina

A la hora de preparar un crowdfunding hay que pensar en mil y un detalles para que el proyecto siga con vida. Desde las imágenes de las recompensas, a la fecha de lanzamiento, e incluso a qué redes sociales usarás.

Hoy no voy a hablar de nada de eso, creo que los dos artículos con consejos e ideas (aquí y aquí) ya son suficiente. No, hoy quiero hablar de lo que nadie habla de un crowdfunding, del lado oscuro, de cosas que te sucederán cuando te lances a ello y que es mejor estar preparado.

Que nadie se confunda y piense lo que no es. El micromecenazgo es una forma estupenda de sacar adelante proyectos, de acercarte a tu público y lograr que este sea el pilar sobre el que se construya todo. Solo que nada es tan fácil como tiende a parecer a primera vista y por el camino hay ciertos reveses que conviene tener en cuenta.

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1) Hay gente que no lo sabrá

Puedes promocionarlo todo lo que quieras, moverte, dar entrevistas y lo que se te ocurra, pero siempre hay personas que no se enterarán de lo que estás haciendo. O lo harán a destiempo y te plantearán tomar parte en tu proyecto cuando este ya lleve semanas cerrado.

Esto nos ha pasado a todos en alguna ocasión. Una charla que nos perdemos, una presentación que desconocemos o un festival en nuestra propia ciudad que desconocíamos totalmente. Nadie tiene la obligación de saber todo y tampoco de estar al tanto de qué crowdfunding tenemos entre manos.

2) Ni sí, ni no, ni todo lo contrario

Una amiga dice que en general casi todo el mundo tiene miedo de quedar mal, o de lo que ellos consideran quedar mal. De decir de frente las cosas y que la persona que está al otro lado se pueda sentir molesta.

Con esto en cuenta es entendible, y esperable, que un buen número de individuos digan que colaborarán más adelante, que al final,otros que si fuera en otro momento, que ahora no, ya tal, que si eso…

En general cualquiera que salga con algo de este estilo es una persona que no tomará parte en tu crowdfunding. ¡Y no pasa nada! No está obligado a hacerlo, solo hay que participar si uno quiere, si le atrae el proyecto, si le gusta lo que estás haciendo…

Y tampoco se va a enfadar nadie si se le dice, no me interesa o no quiero ser parte de esta aventura. No hay problema, lo que por otro lado sí puede molestar esa la tanda de medias verdades. Ten en cuenta que tendrás varias respuestas de este tipo, no les otorgues importancia y piensa solamente que es la forma en que mucha gente de tu alrededor intenta ser amable.

3) Los despistados

Puede sorprender pero todavía hay personas que nunca han comprado nada en Amazon, no conocen que hay un mundo más allá de cotillear en Facebook y realmente todo lo que sea hacer más en Internet que fisgar las fotos de otros o ver una página de noticias, les es desconocido.

Algunos se asustarán y huirán despavoridos, otros pensarán que es algún tipo de estafa, varios no entenderán nada de lo que se hace y en fin, que nadie está obligado más que a vivir en su propio presente.

Respira. Explica las cosas los mejor que sepas, intenta ser de ayuda y quizá resulte que gracias a ti alguien aprenda algo nuevo (y no hay nada mejor que eso).

4) La repercusión

Ese espinoso tema. La repercusión, que lo que haces llegue a otros y que no sea en balde. No lo será, nunca lo es. Lo que tampoco quiere decir que vaya a ser sencillo o que a todo al que se lo cuentes le importe una nariz el tema.

Ármate de paciencia. Piensa que Roma no se construyó en un día (ni Roma, ni ningún otro sitio, la verdad). Vas a tener que recordar las cosas muchas veces, insistir, crear contenido, comentarlo, mandar mensajes, poner privados y otras tantas cosas que en un gran número de ocasiones caen en saco roto.

Piensa, eso si, en todo lo que sí has conseguido. En la gente que ha aportado, en las entrevistas, en los amigos que se han hecho eco… Muchas veces cuando estamos en el ojo del huracán no somos conscientes de lo que hay alrededor.

5) La competencia

Proyectos de crowdfunding hay un montón, sumado a la gran oferta de materiales en tienda, eventos, ferias, cañas y en fin, que todos tenemos una cantidad limitada de pasta que poder gastar. Es cierto que por ejemplo en Verkami no se hace ningún pago hasta que llega el final de la campaña y solo en el caso de que haya logrado ser satisfactorio; vamos, que en realidad no se están dando nada en el momento de hacerlo, pero igualmente en nuestra cabeza entendemos que si aportamos 20 € lo estamos haciendo en ese momento a pesar de que no sea así.

La cuestión es que hay mucho, de todo. Y nos toca competir con ella o al menos intentarlo. Mucha gente preferirá salir de copas que darte dinero, otros irán por gustos diferentes, o a otro proyecto, o sencillamente no les interesará.

Piensa que cada uno hace con su economía lo que quiere/puede y en un mundo lleno de opciones, hay que saber entender que la elegida no sea la nuestra.

Conclusión

Al igual que en los otros dos artículos sobre crowdfunding, este solo pretende dar unas pinceladas para que sepas mejor cómo enfrentarte a la tarea que tienes por delante.

Hay dos caras. Una buena y otra menos buena, y conviene que conocer ambas antes de lanzarse a la piscina.

Ahora, ¡valor y al toro!

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