Viajes en el tiempo, magia, poetas románticos, Londres, asesinatos…

Sin duda alguna una de las mejores cosas de la ciencia ficción es que todo puede pasar. No hay límites reales más allá de la pericia y la imaginación del autor, y en el caso de Tim Powers hay ambas de sobra.

Esta obra es una clara muestra de ello, sabiendo en todo momento llevar al lector por el camino que el marca y logrando mantener en todo momentos una constante tensión que hace imposible no dejar de pasar páginas. Bajo su mano lo que empieza de una forma bastante común e inocente en la fantasía científica se torna en una novela imprescindible para todo amante de la literatura.

La trama se inicia con un viaje en el tiempo con la intención de conocer a un poeta en uno de sus más misteriosos coloquios. Apenas hay datos sobre este hecho, lo que hace que el interés sea todavía mayor, pero por un pequeño fallo uno de los viajeros se quedará atrapado en un pasado en el que Londres todavía está muy lejos de ser la ciudad cosmopolita que todos conocemos.

Gracias a un sencillo protagonista (un asustadizo estudioso) el autor logra que nos identifiquemos plenamente con las acciones que este llevará a cabo, con sus dudas, sus miedos e incluso con sus deseos más oscuros. Un acertado tratamiento de la humanidad y sus más bajos deseos, pero también de sus luces en un momento que a pesar de no ser alienígena se nos muestra como tal. El pasado es un lugar a recordar y no a visitar.

Tim Powers. Foto de www.theguardian.com

Tim Powers llena el relato de personajes extraños y excéntricos, en ocasiones con profesiones y costumbres todavía más extrañas y excéntricas. Algo que hará que desde un comienzo queramos saber más de forma constante y que casi nos apena que la trama avance en detrimento de explayarse páginas con cada una de sus fantásticas creaciones. Por suerte compensa al lector con una historia atrayente y divertida, mezclando a la perfección la aventura con el misterio y un cierto sarcasmo que a nadie pasará desapercibido.

Las puertas de Anubis hará (y ha hecho desde 1983) las delicias de todo amante de la ciencia ficción. Eso sí, este no es un libro para novatos. El autor exige al lector no solo paciencia, también conocimientos y una mente totalmente abierta a un mundo que bien podría ser el nuestro.

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