La perfección no existe.

 

Fácil, llano y sencillo.

 

Esta frase la tenemos más que memorizada y automatizada en cuanto hablamos de belleza. Y de aquí podríamos entrar en una retahíla de tópicos que sumar a este, pero no lo vamos a hacer.

De todos modos, y pese a ser, como hemos dicho, uno de los tópicos más extendidos,  según mi opinión, es cierto. La perfección no existe.

Si partimos de la base de que las personas no somos perfectas, todos tenemos algún defecto (y el que lo niegue está mostrando el suyo), ¿cómo podemos alcanzar la perfección?

Todos hemos oído esas palabras alguna vez, “la perfección no existe”, pero se nos olvidan cuando se trata de un producto que nosotros creamos. Y más si los demás tienen que verlo. Acostumbra a ir de la siguiente manera:

  • Tengo una idea, voy a ponerla en práctica.
  • Hago un primer esbozo.
  • Le doy forma.
  • Lo completo.
  • Voy a ver cómo ha quedado.
  • La parte final ha quedado mejor que la del principio, voy a retocarla.
  • La parte retocada queda mejor que la final, voy a cambiarla.
  • No hay los suficientes matices. Lo completaré de nuevo.

Sucede generalmente en las actividades creativas (dibujo, ilustración, escritura, grabación…).

Nunca nos parece que está lo suficientemente bien como para mostrarlo. Pero hay que recordarlo: la perfección no existe. Hay que interiorizar esa frase. Y asumirla.

No, no está lo suficientemente bien para mostrarlo, nunca lo va a estar. Pero hay que cambiar la pregunta:

 

¿Ha salido lo mejor posible en el tiempo que tengo?

¿Me he esforzado lo suficiente para que en el tiempo marcado haya salido lo mejor posible?

¿Ha salido tan bien como he sabido hacerlo con los medios que tengo?

¿Cumple las funciones que le he asignado?

 

Si la respuesta a todo es “Sí”, deberías estar contento con el resultado. Siempre se puede mejorar, claro. Y si cambias los parámetros ten por sentado que obtendrás un resultado distinto. Seguro. La cuestión es que hay que darse cuenta de que el mundo sigue girando y el reloj sigue avanzando. No podemos detenernos eternamente en por buscar la perfección. No podemos crear la perfección porque somos seres imperfectos.

Aunque, claro, si no hay nada perfecto, no será posible reproducir de manera exacta una misma obra. Y hay quien dirá, que esas diferencias, esas imperfecciones, harán que esa creación sea única y, como tal, será perfecta.

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