Gracias a todos, me he sentido arropado de una forma increíble.
Dentro de unos días se celebra la quinta edición del festival Celsius 232, un evento que se realiza en Avilés en torno a la cultura, más en concreto sobre la literatura de ciencia ficción. Tengo la suerte (el honor, seamos sinceros) de ser uno de los autores invitados (podréis verme el sábado), con lo que tendré oportunidad de asistir a un buen número de charlas y presentaciones de nombres de gran talento, un momento estupendo para deleitarme y aprender con todos ellos.
La celebración de este evento me ha hecho pensar en la importancia de los actos culturales, el nivel que tienen mucho de ellos y lo oculto que en ocasiones pasan en favor de entretenimientos como el fútbol, malos programas de televisión o esa horrible y anacrónica festividad de torturar animales en público solo para la diversión de algunos.
Cuando uno se para a mirar el panorama de este país, metafórica y literalmente, se dará cuenta de la gran belleza que hay a su alrededor y que lo que hay en su día a día es solo una gota de un océano mucho mayor. Sí, quizá alguno esté pensando que esto lo digo por vivir en Barcelona, una ciudad que se caracteriza por su gran cantidad de muestras de todo tipo, salpicado con una población bien variopinta y siendo cita de grandes artistas.
No os mentiré, vivir en sitio con este mola (es la mejor forma de definirlo) pero no es algo exclusivo; y tampoco de Madrid aunque en ocasiones parezca lo contrario. Todas las localidades tienen su cultura y sus celebraciones, muchas o pocas, de más nivel o de menos, y si no fuera así hoy también existe la posibilidad de acudir de forma virtual a muchas gracias a retransmisiones en directo, video reportajes, artículos y un sinfín de formatos que hace tan solo unos años eran sencillamente impensables.
Vivimos en un momento increíble. Hay actividades por todas partes, podemos elegir una u otra, para todos los gustos y bolsillos, incluso para los que no tienen ni una moneda dentro. Pero esto conlleva un punto y es que si no se va, si no se difunde, si no se ayuda de una u otra forma corremos el riesgo de todo desaparezca.
Sí,sí, puede pasar. Que nadie piense que es un imposible. No hay nada imposible, solo cuestiones improbables y no hace tanto algo estilo Internet era tan solo un sueño en la mente de escritores de ciencia ficción (¡Hey! Un tema a comentar en el Celsius). Por todo esto es importante que todos los que amamos la cultura vayamos a lo que podamos dentro de nuestras posibilidades.
Claro que no siempre es sencillo. En mi caso concreto hasta hace poco debía quedarme con Frost debido a su enfermedad (ahora está en el cielo de los perritos) y el estar atado a la mesa tecleando libros no suele dejarme demasiado tiempo libre. Muchos tenemos ese problema, pero cuando sí disponemos de podemos aprovecharlo para ir a un festival de cine, una muestra de teatro o disfrutar de un concierto al aire libre.
Los actos culturales son momentos en los que nuestra mente conecta con la de otros, puede sentir lo que un corazón distinto al nuestro siente, por unos minutos vivimos la vida de otra persona y tendremos sin duda la suerte de aprender algo nuevo.
Y aunque solo sea una idea novedosa la que entra en nuestra mente, ¿no merece la pena?
No hay nada más poderoso que una idea.
Disfrutad de la cultura.
