Las distopías tienen algo que hace que sea imposible resistirse a ellas. Quizá sea ese sabor agridulce que tienen, ya que por un lado son un mal trago pero por el otro nos alegra no estar dentro de ellas, puede que sea por ser un maravilloso ejercicio de imaginación que nos hace ver otras posibilidades más allá del mundo en el que vivimos, o quizá es que en el fondo sabemos que no estamos tan lejos de llegar a sufrirlas.

Las más conocidas son sin dudas las que se narran en 1984 de George Orwell y la creada por Aldus Huxley en Un mundo feliz, tienen que nombrarse también Fahrenheit 451 de Ray Bradbury El planeta de los simios de Pierre Boulle de la que os hablé en el canal de Youtube, o Patria de Robert Harris, solo por citar algunas de una lista realmente interminable.

El mundo del cine no ha sido ajeno a estas realidades paralelas a la nuestra, muestra de ello es que todos los títulos que se han mencionado arriba han tenido su adaptación a la pantalla (Patria lo fue en formate telefilme, con el siempre impresionante Ruter Hauer) y otras muchas que han llegado al público como Dark City de Alex Proyas (también director de El Cuervo), Terminator de James Cameron, THX 1138 de George Lucas pre Star Wars, o Doce monos de Terry Gilliam, que a su vez se basa en La Jetée de Chris Marker.

Por supuesto el cómic también ha tenido su buena dosis de distopía. Desde Akira de Katshuiro Otomo, El Incal de Alojandro Jodorowsky y Moebius (que si bien no tiene adaptación oficial es innegable que El quinto elemento bebe mucho de esta obra), la muy popular V de Vendetta de Alan Moore y David Lloyd, Kingdom Come de Alex Ross y Mark Waid que nos muestra una versión oscura de los héroes más clásicos de DC Comics (os recomiendo tener de la mano lo que fue Tierra 2 pre crisis) y siguiendo con esta editorial se puede añadir a la lista Nightwing: El nuevo orden.

En esta historia el protagonista es Nightwing, o más bien Dick Grayson ya que hace años que no usa su alter ego de superhéroe. En concreto desde que una década atrás tomó una decisión que cambiaría el mundo para siempre, arrebatar los poderes a los metahumanos para así lograr una paz y seguridad que de otra forma no habría sido posible.

Pero claro, este hecho plantea una pregunta que suele ser habitual del género, ¿a qué precio? ¿Acaso es el planeta un lugar mejor a costa la libertad? Para él, Grayson, la respuesta es clara: Sí. Al menos hasta que las cosas se tuercen y se ve obligado a mirar su decisión de hace tantos años desde otro punto de vista.

Y es que realmente de esto trata la historia firmada por Kyle Higgins, del que fuera el primer Robin y después Nightwing. Un héroe que se ha caracterizado siempre por su alegría y permanente optimismo, uno de los faros del universo DC que brilla todavía más gracias a las sombras que proyecta su “padre”, Batman. Quizá por esto mismo es también mayor la oscuridad de este Otros Mundos no declarado, ya que vemos a uno de los héroes más luminosos por definición tomando una “mala” decisión por buenos motivos.

¿Acaso eso hace que él esté exento de pecados? La respuesta es sencilla: No. Y él mismo lo sabe, algo que Trevor McCarthy refleja a la perfección en su dibujo, mostrando a Dick Grayson siempre con un rostro que muestra tristeza y cierta ira más que alegría por el mundo que ha logrado conseguir (en concreto América, como se explica en el interior. Cada país tiene su normativa respecto a los meta humanos).

Con esta premisa, que bebe de forma clara tanto de Civil War de Marvel Comics como de Armageddon 2001 (la primera de Marvel y la segunda de DC), nos llevan ambos autores hasta un lugar que se bien podría ser el futuro que depara a los personajes (New 52) de la editorial, un lugar oscuro pero también lleno de luz que nos recuerda en parte al ya citado Kingdom Come, y que a pesar de ser un tomo autoconclusivo nos deja con ganas de más.

Lo siento, Clark. Tenía que salvar el mundo” 
Dick Grayson

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