Existen muchas formas de elegancia, no todas necesariamente conllevan ropa. Helmut Newton es uno de los grandes fotógrafos de las últimas décadas, con un trabajo que brilla solo y en el que se elogia el cuerpo femenino.

Quizá la mejor forma de empezar sea con las propias palabras de este maestro, ““Una buena fotografía de moda debe parecer todo menos una fotografía de moda”. Ciertamente sus tomas cumplen esta máxima, y allí donde deberíamos ver la habitual instantánea llena de glamour tópico parece más bien tomada por un paparazzi o algo totalmente improvisado, algo que da refuerza todavía más la sensación de estilo que se quiere transmitir.

Muchas veces se ha acusado a este genio de ser sexista y es cierto que puede serlo, pero siempre tomando partido por la mujer ya que “son superiores a los hombres”.

Pero ¿qué hace especial a este autor? Su recurrencia al tema del desnudo femenino, incluso mostrando antes a las modelos vestidas y jugando la baza del reflejo, el gran uso del blanco y negro. Todos ello por supuesto con la presencia de mujeres que rozan la perfección, todo en un ambiente lleno de lujo y de excesos. Esta idea, junto con la anterior de escapar de lo planificado, queda patente en sus declaraciones al decir “prefiero salir a la calle con la cámara, meterme en lugares públicos y privados, en lugares que por lo general solo visitan los ricos”.

Esto debe juntarse además con la declaración, poco velada, del gran poder sexual que ellas tienen, llevado al límite con situaciones de fetichismo con toques de sado, situaciones de dominación en las que las modelos aparecen atadas e incluso con algo de violencia, pero todo orquestado para llegar a la perfección habitual de sus fotografías. Por el lado masculino es evidente que no tiene cabida en ese mundo de erotismo y elegancia oscura, no más allá de la posición de simples comparsas destinados a tener siempre una posición servil, una muestra del deseo que no podemos tener y totalmente alejando de los sentimientos que no se ponderan entre el cuero y el humo de los cigarrillos.

El trabajo de este alemán, nacido en 1920 en Berlín, fue un paso adelante en su época y todavía hoy merecedor de exposiciones, estudios y una referencia dentro de la fotografía de moda. A lo largo de su vida logró el reconocimiento internacional trabajando para conocidas firmas como Vogue, Elle o Marie Claire, falleciendo en un accidente de tráfico hace menos de una década.

“Fotografío a los seres humanos que amo y venero, especialmente a los infames” – Helmut Newton.

Publicado en 2012 en Ruta 42

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