En Roma nadie está a salvo

Antes de nada quiero comentar una cosa. Me temo que, y es un pecado que debo solucionar con urgencia, no he leído el primer volumen de Britannia de Valiant/Medusa.

Pero esta confesión también me lleva a otro punto.

Y es el hecho de que a pesar de este hueco narrativo, he podido disfrutar de Britannia: Los que van a morir, ya que su guionista Peter Milligan tiene las suficientes destrezas para haber dado una obra completa que da al lector todo lo que necesita para comprenderla y de paso dejarle con bastantes ganas de más.

Claro está que no hablamos de un nombre desconocido. Peter Milligan se ha convertido por derecho propio en uno de esos guionistas británicos reverenciados por los consumeviñetas, con trabajos en personajes como Spiderman, X-Men, JLA, X-Statix, Blanco Humano, y por supuesto su etapa al frente de las historias de John Constantine en su propia serie Hellblazer.

En este caso toma las riendas de un detective, solo que en vez de ser de lo sobrenatural lo es en la antigua Roma durante el gobierno de Nerón. No es cualquier investigador, en realidad es el primero de todos, el que está sentando las bases que después seguirán otros grandes nombres como Sherlock Holmes, Philip Marlowe, el ingenioso Colombo al que interpretó Peter Falk en televisión, e incluso el torpe Jacques Clouseau que se volvió inmortal gracias al talento de Peter Sellers.

Pero antes de todos ellos estaba Antonius Axia, el único investigador de Roma, el primer detective del mundo. Un hombre curtido en la batalla como soldado veterano, un mortal que ha visto a la Parca de cerca y ha conseguido burlarla pero no sin pagar un precio. A su lado está su fiel esclavo (que hace las veces de ayudante como Watson y Kato), Bran que ejerce también como su mano derecha y guardaespaldas cuando es preciso.

Al más puro estilo de la novela detectivesca más clásica la historia de Peter Milligan comienza con un asesinato, al que seguirán otros tantos que parecen cometidos por los mismos dioses. ¿A caso la humanidad ha perdido su favor y se están vengando? ¿Es culpa de las sacerdotisas vestales que han desantedido sus tareas y sus obligaciones? Nerón, y otros ciudadanos de alta cuna, parecen tenerlo claro y solo quieren una rápida resolución, pero las cosas nunca son tan sencillas.

Las luces y las sombras se entremezclan con las mentiras y las medias verdades, los rostros se convierten en máscaras y la investigación de Antonius hace que se vea obligado a tener extraños compañeros de cama que en circunstancias diferentes bien habrían podido ser enemigos. ¿No os resulta todo esto familiar? Como se ha dicho unas pocas líneas más arriba estamos ante una novela noir muy clásica (en estilo y en el tiempo, la Roma clásica), en la que Peter Milligan no esconde haber bebido de grandes autores como Raymond Chandler y Dashiell Hammett.

No se puede hablar solo del trabajo del guionista, que engancha desde la primera página, también hay que alabar el realismo de su ilustrador, el español Juan José Ryp. Un nombre reputado y reconocido por lo trabajado de sus escenas, solo George Pérez puede competir con él a nivel de detalles por viñeta, con series a sus espaldas como Bribones, Nancy in Hell, y personajes de gran calado como Lobezno o El Castigador. En estas páginas da lo mejor de sí mismo de principio a fin, con un trazo que bebe tanto de Moebius como de Geoff Darrow, trasladando al lector a una Roma dura y peligrosa. Un lugar en el que la muerte es rápida y sangrienta, y en la que cada callejón esconde un secreto.

La mezcla de ambos hace de Britannia: Los que van a morir una obra adictiva, con una historia densa en la que se juntan lo mejor de la novela noir con las tramas políticas para mostrarnos una Roma que es tan real que se puede palpar, con el peligro de perder la mano al hacerlo.

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