Todas las fotos son del mismo autor del texto, Doc Pastor. Puedes usarlas siempre que cites y no tengas un fin comercial
Todas las fotos son del mismo autor del texto, Doc Pastor. Puedes usarlas siempre que cites y no tengas un fin comercial

Para muchos el Salón del Cómic de Barcelona es una cita a la que no podemos faltar. Tenemos amigos que solo vemos en estas ocasiones, reportajes por hacer, sesiones de firmas y por supuesto las legendarias cenas del sábado (si estáis en esto no os tengo que explicar mas). Pero ciertamente esta ha sido una edición que ha dejado una sensación rara y extraña rondando por las cabezas y los corazones de muchos profesionales.

¿Quizá hemos llegado ya a una etapa en que el evento está decayendo? ¿El grueso del público espera ver otra cosa? ¿Ha muerto el cómic?

No creo que sea capaz de responder plenamente a esas preguntas, así que he optado por el camino del medio (espero que Robert Frost me perdone) y he preferido hacer un “10 puntos (buenos y malos) del 33º Salón del Cómic de Barcelona”.

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Es la 33ª edición

Que el Salón del cómic lleve ya la friolera de 33 ediciones es la muestra de que el cómic sigue siendo una fuerza a tener en cuenta y que despierta cada día el interés de cientos de personas. Así ha logrado convertirse por derecho propio en el evento de referencia en toda España, habiendo logrado que multitud de autores, editores, lectores y curiosos pasen a través de sus puertas y compartir su común afición.

Una sensación de estancamiento

Pero si bien el punto anterior es bueno tiene también su punto malo. Tras tantos años es imposible no notar una cierta sensación de estancamiento de un evento que cada edición es prácticamente igual que la anterior. Esto es algo que se ha notado en gran medida en el presente año y que he podido comprobar que era una opinión compartida por diferentes profesionales del sector.

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Exposiciones de grandes clásicos

Cada año hay diferentes exposiciones que se centran en uno u otro autor o personaje, en esta ocasión pudimos disfrutar de originales de Cifré, Vázquez (el grande), el maestro Will Eisner y otros como Jack Kirby en mano a mano con Dick Ayers. Sin duda estas muestras es una de las mejores cosas que tiene el Salón, dando la posibilidad des estar frente a frente con gigantes del cómic.

Artist Alley

El año pasado varios artistas fueron los que estuvieron por primera vez en un Artist Alley en el Salón, pudiendo vender sus obras directamente al lector, hacer encargos y lo que surgiera. Todo un acierto por parte del Salón el por fin hacer algo que se llevaba demandando un largo tiempo y que (si hay que ser sinceros) hacía falta desde hace mucho, y tras el éxito conseguido era evidente que se repetiría por segunda vez con una presencia todavía mayor de artistas.

La situación del Artist Alley

Pero no es oro todo lo que reluce y además de un potente incremento del precio por parada respecto del pasado año, aunque hay que decir que estas eran mejores, estaba el hecho de una situación muy mal escogida que hacía que los autores pasaran casi desapercibidos en multitud de ocasiones al estar al final de uno de los pabellones laterales.

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Apertura de público

Cada vez es mayor la presencia de un público no necesariamente lector de cómics, ya que entre las actividades que se realizan están también otro tipo de cosas. Esto es algo que ha permitido al evento ir sobreviviendo y evolucionar para adaptarse a las nuevas generaciones que quizá encuentren más interesante un videojuego de Batman que a Batman en sí mismo.

El precio de la entrada

Atrás han quedado esos años en que costaba solamente cinco euros entrar, ya que poco a poco se ha ido incrementando y no será de extrañar que en no mucho tiempo alcance los diez. Algo que bien podría justificarse por una mayor presencia de tiendas o de actividades, pero que no termina de cristalizarse y hace entender la decisión de no acudir.

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Cosplayers a tutiplén

Hace años la presencia de personas con disfraces era bastante anecdótica y llamativa, pero hoy es el pan nuestro de cada día sin que a nadie le extrañe o le despierte mucho más que curiosidad la presencia de aficionados (o profesionales) del cosplay. Si bien es algo que da mucho ambiente y queda realmente bien en las fotos hay que pararse a pensar si también lo es a nivel de ventas o en las firmas de autores en las que contadas veces se ve a alguien con un disfraz.

Verse con amigos y conocidos

Sin duda esto es lo que hace que año tras año los que estamos dentro del mundo del cómic, ya sea de una forma o de otra, seamos fieles al Salón del Cómic. El poder verse con todos los amigos de fuera de la ciudad, o del país en algunos casos, para ponerse al día y charlar aunque solo sean unos pocos minutos antes de irse corriendo a firmar.

No hay nada con cara y ojos

Esta expresión no es mía pero me pareció muy acertada. Fue una frase dicha por una persona que acudía por primera vez al Salón y que se sentía decepcionada. Me comentó que se esperaba otra cosa, algo más entretenido y con actividades, además que no había nada que llamara especialmente la atención, algo con “cara y ojos” que haga que el público se sienta atraído.

4 comentarios en «33º Salón del Cómic de Barcelona: 10 puntos (buenos y malos)»

  1. “Algo que bien podría justificarse por una mayor presencia de tiendas”
    Discrepo con esta frase puesto que cada vez hay menos stands, y muchos libreros han dejado de venir (y otros tantos dejarán de hacerlo en la próxima edición, que algunos ya me lo han dicho) por culpa del aumento de tarifas y que no amortizan en absoluto. Las ventas han decaído mucho para las pequeñas tiendas, y si te fijaste bien este año, la mayoría ya solo ofrecían merchandising en lugar de cómics, un ejemplo el de los franceses de Pulp’s, que cada año venían con centenares de artbooks de importación que no se pueden conseguir en este país, el año pasado no vinieron y este año con solo camisetas. Eso es muy triste.

    1. Gracias por comentar, Carolina 🙂

      Aunque discrepes con la mitad de la frase veo que sí estás de acuerdo con la frase entera cuya segunda parte, que has debido saltarte sin querer al leer, dice “pero que no termina de cristalizarse y hace entender la decisión de no acudir”. Precisamente lo que bien dices tú al indicar que hay menos stands, es una lástima que el aumento de precio no conlleve un aumento de puestos de ventas.

      Veremos en futuras ediciones qué sucede, mientras haya más (claro).

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